Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
De retorno a las competencias internacionales del próximo año, lo que parece un hecho consumado y prácticamente asegurada la clasificación a la semifinal de la liga, empieza el Once Caldas esta semana el estudio para el plan de refuerzos que garantice la necesaria estabilidad competitiva que la hinchada merece. Ya hay nombres sobre la mesa y contactos adelantados, teniendo en cuenta la complejidad de las negociaciones en el medio y la obligación de no incurrir en equivocaciones. Serán 30 y no 25 los jugadores a confirmar por las ventajas que da el reglamento, cuando se sale de las fronteras a rivalizar.
El Once hoy no posee jugadores con sellos de distinción, que marquen rotundas diferencias, pero sí futbolistas en proyección que garantizan presente y futuro. Sobre esa base se construirá la nueva versión del equipo.
En lo deportivo y actual merece una valoración especial el resultado logrado ante Santa Fe, por la categoría del rival en su estadio, el riesgo extremo asumido, la claridad del objetivo buscado y los métodos elegidos. Jugó el Once sin complejos.
Exploró soluciones para mover la pizarra Flabio Torres y el equipo no jugó a tientas. Tuvo sus rasgos tradicionales, con mayor presión medular y la habitual velocidad con la pelota en los pies. Arriesgó poco, pero ganó mucho. Un punto de oro es el premio buscado que evita hoy la presión del calendario y el nerviosismo que da la incertidumbre del cierre.
Lopera, por ejemplo, marcó sin concesiones, una apuesta del entrenador para favorecer el juego medular, lo que le dio libertad a Hárrison Henao, para asumir el papel de organizador y distribuidor desde su zona y así convertirse en una de las figuras del partido. Luis Moreno, grata revelación en la defensa, confirmado en cada fecha, encuentra la coordinación de movimientos con sus compañeros en la zaga para alejar apuros.
El Once no fue lujoso, pero sí táctico, ordenado y aplicado. De aquel equipo liviano de partidos pasados a este rocoso, duro de pelar, hay diferencias profundas. Supo a su manera salir de la presión de Santa Fe, el mejor de esta liga, y del acoso arbitral que lo arrinconó sin contemplación en los tramos finales del partido.
Destacado
El Once no fue lujoso, pero sí táctico, ordenado y aplicado. De aquel equipo liviano de partidos pasados a este rocoso, duro de pelar, hay diferencias profundas.
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