Esteban Jaramillo

LA PATRIA | Bogotá

Infundios de por medio, se asegura mi recomendación para el remplazo de Flabio Torres en el Once Caldas. Mis manos al fuego solo por Juan Carlos Osorio, por costos y prestigio consolidado, imposible en su regreso.

En estas épocas de recesión en el rendimiento, la amistad expansiva de periodistas, empresarios, algunos dirigentes y directores técnicos, trae consigo una catarata de mentiras, dando por hecho favoritismos o nombramientos, cuando la dirigencia actual ni siguiera ha estudiado el nombre de su relevo.

Leonel Álvarez está en boca de todos. Su empresario, con inocultable habilitad como promotor, lo incluye en el sonajero de cuanto equipo está en crisis. El Once no es la excepción. Como él, Umaña, Chiqui García, Diego Cagna, Juan Manuel Llop, Jorge Burruchaga, Hugo Almeida, Chepe Torres, Alexis García, Jorge Luis Bernal, Javier Álvarez, Pedro Sarmiento, Bernardo Redín, Wílmer Cabrera y 15 entrenadores más, han ofrecido sus servicios, candidatizados todos por sus empresarios y algunos periodistas que toman descarado partido en el asunto.

Ni la elección ha sido estudiada, ni se define el perfil del hombre a seguir, a pesar de que es clara la necesidad de un entrenador en convergencia con los propósitos del club.

A excepción de Osorio, como ya lo expresé, a nadie recomiendo. No me lo permito porque si lo hago pierdo poder crítico y evaluativo, y termino con apasionamiento desbordado, como ya ha ocurrido en otros casos, disfrazando fallos o manipulando opiniones. Los entrenadores que hoy gozan del beneplácito del periodismo y de algunos hinchas son los mismos cuyas cenizas se esparcirán luego en el estadio, cuando los resultados no sean óptimos y las lenguas críticas se trasforman en afiladas lanzas.

No lo niego: muy refrescante fuera un entrenador extranjero, con méritos reconocidos, como ocurrió en la Selección con Pékerman. O uno criollo experto en trabajar con gente joven, ambiciosa, que elimine la marrulla y la pereza. Espero que para Tito Cortés, el Once se convierta en plataforma de lanzamiento, con aprendizaje de por medio, para que en el futuro cumpla sus sueños. Aún le resta mucho por asimilar, pero se ve que ganas no le faltan.