Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
Todo pintaba bien. Dominio del “cuero”, toques constructivos, llegadas a gol, para ir agigantando a Mina, portero rival, como protagonista del partido. Habitaba en la tribuna un saludable aire de optimismo. Llegó, entonces, el autodestructivo pase de Henao, a pie cambiado, sobrador, lateral, sin precisión, buscando a Palomino; originó el contragolpe de Cortuluá y el primer gol en contra.
Luego el árbitro, con una distorsionada calificación a un roce en el área, el que juzgó como penalti para el segundo y, al final, para hacer más cruel la noche, un error de bulto de Torrente, como siempre confinado a las tribunas por su desbocado temperamento, al no ilustrar a los suyos sobre las necesidades primarias de atacar armados en la defensa, para evitar sustos en las contras, para el tercero. Derrota y caos.
Como agregado en los desaciertos, el técnico, no se sabe impulsado porqué, o por quién, dio una enésima opción de juego al argentino Alessandrini, de limitado aporte, lo que enredó la pita, para un cierre inesperado y traicionero, dado el margen exiguo que separa al club de la eliminación.
Pintaba para fiesta, pero fue un tributo al sufrimiento y al desencanto. El día que el Once Caldas mejoró su fútbol, con buen volumen en la elaboración de medio campo, con tiros en los palos y goles anulados, trajo consigo una derrota en casa, triste y desoladora.
Errores puntuales de unos y otros, lubricaron la caída, ante un rival que no fue superior en el trámite, pero sí determinante en el resultado.
Terquedad, quizás pedantería, pareciera ser que para el Once Caldas el rival no existe. Sus videos no se analizan porque conocido es el despliegue en contra golpes de Tuluá, moderados por talentosos como Mayer Candelo y Cardona, rubricados por Miguel Borja, goleador del torneo. Con la misma fórmula han liquidado otros rivales.
Lo que era una aptitud reconocida para el estratega de turno por su visión del juego, se ha trasformado en un galimatías porque se ve embotado y sin soluciones.
Ha jugado en la cornisa el Once Caldas en los últimos tiempos, al borde del abismo, peleando con recursos limitados la entrada a los cuadrangulares , su único objetivo. No resulta, por ello, extraño el último resbalón. La suerte parece echada.
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