Esteban Jaramillo Osorio

LA PATRIA | Bogotá

Casuales no han sido los resultados del Once Caldas, en las cuatro fechas dirigidas por Hernán Lisi. La acumulación de puntos, que da respiro en la clasificación, ha despertado ilusiones, después de la terapia intensiva a la que fue sometido, cuando se perdían las expectativas y la desconfianza impulsaba la indiferencia.

Se ha logrado afinar mecanismos con el orden posicional en el campo, el respeto a las funciones, la solidaridad del comportamiento y el ascenso en la autoestima de los jugadores.

Ante Tuluá, sin embargo, lo que era victoria fija se trastocó en un empate, por fuerza de circunstancias no previstas, que no disimulan los errores cometidos. Fue una cadena de desaciertos desde el penalti malogrado por Dany Cure, la absurda infracción de César Quintero, donde Jow Cardona, el ejecutante, poco perdona, y el movimiento equivocado de José Fernando Cuadrado, buscando el palo de la barrera y abandonando el suyo, con regalo inmerecido para el rival.

El partido estaba dominado y se buscaban los números redondos: 12 de 12 para una excelente cosecha, la que no llegó.

No se fue por las ramas en la propuesta el Once desde el comienzo. Apostó a la verticalidad, con rápidos contragolpes, eficaces en el desarrollo, pero sin contundencia a la hora del gol, con una defensa recogida dando poco espacio y un golazo de apertura de César Arias que, con el resultado en triunfo, hubiera tenido mejor reconocimiento.

En materia de manejo de pelota, la destreza en velocidad correspondió a Jhónier Viveros, alegre, activo, desequilibrante, pero tal vez con una finta de más en su maniobra. Anda en buen momento.

El Once empató sin sufrir, sin ser tiroteado. El ridículo hubiera sido la derrota considerando las carencias del rival. Fue superior en muchos tramos del partido, sin la intensidad de episodios anteriores, para la suma de un punto que se valora en la actual remontada.

Destacado

Ante Tuluá, sin embargo, lo que era victoria fija se trastocó en un empate, por fuerza de circunstancias no previstas, que no disimulan los errores cometidos.