Excelente montaje, de pronto no faltó nada. Personajes a izquierda y derecha, a mi juicio, más de izquierda incluso extrema izquierda. El espectáculo bien presentado con alto ruido mediático que, a muchos hizo creer que todo está cumplido y el acuerdo firmado. Mas no es así, se firmó un solo punto de los discutidos: El cese bilateral de fuego definitivo y la dejación de las armas.
Si se pudiera calificar lo firmado, aislado del resto, del grueso de asuntos discutidos o por discutir que hacen parte del vademécum o índice de materias que deben conformar el acuerdo final, se diría que es un buen resultado. Se trata finalmente de lo que con tanta ansia espera el pueblo colombiano, la desmovilización de las Farc y la entrega de armas, bueno, dejación primero y 180 días después de iniciada (en este término las pueden retomar), entrega a la ONU para su destrucción. Lo que se conoce del texto, señala un muy bien acabado procedimiento en el que se detalla minuciosamente cada uno de los pasos que conlleva la desmovilización, se ve allí la mano de los oficiales del ejército de Colombia que participaron en su redacción, mas, como sabemos, nada está acordado mientras no todo esté firmado y, ese todo, es decir lo que nos cuesta la desmovilización, es muy alto.
Empecemos por dilucidar aquello por lo que pagamos, el desarme que, si bien es cierto se da, no es menos cierto que no tenemos certeza si es completo y total, pues... ¿quién tiene el inventario del armamento de las Farc? Empezamos pues con un acto de fe, otro más como el del desminado conjunto que finalmente lo hace el ejército y, luego, quienes se desmovilizan, quien maneja ese censo, en el inicio se dijo de 7.500, luego que eran 17.000 y, ahora 8.000 ¿y los milicianos por los que pregunta el señor procurador? Y los que se cambiaron de brazalete y ocupan los mismos territorios como miembros del Eln? Al día de hoy el frente 1 rechaza el acuerdo del cese del fuego definitivo y el señor procurador dice tener noticias que el frente 7 tampoco se desmoviliza; no me sorprende que el resultado sea una fementida paz que alcance solo a la cúpula de las Farc y a unos cientos de guerrilleros, pero en conflicto con el Eln, las bacrim, el Epl reducido y las Farcbacrim todos con narcotráfico y minería ilegal, paz lo que se dice paz no tendremos.
En el camino mientras tanto: Habremos dividido el país por la férrea insistencia en propiciar una falsa paz con la inclusión de acuerdos que el pueblo en amplia mayoría rechaza. En pleno jolgorio por la firma del cese bilateral del fuego definitivo y la dejación de armas, encuestas hechas para demostrar que los colombianos quieren la paz -para lo que no se necesita encuesta pues todos la queremos- otra vez el 80% de los encuestados dijo no aceptar que los guerrilleros no paguen pena de prisión y el 72% con que puedan llegar al Congreso. En algún momento de la presentación del proceso se dijo: Se trata de cambiar balas por votos, pero no es cierto, pues las curules con las que inician su vida política se entregan sin votos, lo que resulta contradictorio con la razón de ser del legislativo. Las funciones que tiene el Congreso se legitiman porque sus miembros encarnan o representan al pueblo que les elige y, desde luego tal representatividad que, incluso le permite reformar la Constitución, queda falseada, cuando se eligen a dedo, porque, es obvio, estos que así fueron designados, no fueron elegidos por el constituyente primario.
No voy a repetir aquí todo lo dicho acerca de la demolición que se hace de aquello que se interpone al proceso de desmovilización bajo el lema de que con ello se logra la paz. Para juzgar a los guerrilleros se crea una Corte Especial y se desatienden nuestras leyes y nuestros jueces, para aplicar una mal llamada justicia transicional que requiere de verdad y reparación, que aquí no se dan y que exige pena de reclusión para los delitos de lesa humanidad que aquí tampoco se impone, resulta cuando menos curialesco que ese sea el premio para quienes cometen esta clase de delitos, para no hablar del mensaje que se da a todos los colombianos que estamos sometidos a la justicia ordinaria, que el crimen paga.
Coletilla. Sí, cuando el señor Jhon Jairo Velásquez Vásquez (yo no soy su amigo para llamarle Popeye) asesino confeso, luego de pagar 23 años de cárcel manifiesta su intención de postularse para ir al Congreso, a muchos entre los que me incluyo, nos parece una grosería. ¿Cómo calificar la conducta de la cúpula de las Farc, cuando, sin pagar cárcel por los innumerables delitos de lesa humanidad cometidos, pretenden llegar al Congreso y de contera gratis, esto es, sin someterse al veredicto del pueblo?
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015