Aún cuando no estaba obligado a someter los acuerdos con las Farc a la refrendación del pueblo, desde el inicio de las conversaciones, el presidente Santos señaló que lo haría. ¿Si no requería tal convocatoria por qué eligió este camino? Pienso que, frente al temor o la posibilidad de que la Corte Internacional de Derechos Penal pudiera intervenir, porque entienda que los desmovilizados de las Farc confesos de delitos de lesa humanidad no reciben pena que implique reclusión; busque reforzar el argumento, ya expuesto, de que ninguna Corte Internacional puede enfrentarse a la voluntad del pueblo, puesta en evidencia con la votación mayoritaria que se expresara en las urnas.
Quizás se sintió muy solo frente a las responsabilidades asumidas, algunas de las cuales fueron duramente criticadas desde su anuncio y, para ello nada mejor que arroparse con el apoyo del pueblo, un gesto por demás democrático, solo que, como luego se vio, tomó todas las seguridades para ganar la consulta. Mírese sino. Primero ofreció un referendo y cuando se le hizo ver que tal procedimiento exigía preguntar en forma individual por cada uno de los ítems que conformaban el acuerdo corriendo entonces el riesgo de que algunos fueran negados, sin ningún reato, es más, en forma paladina manifestando que era peligroso, abandonó el referendo y se abrazó al plebiscito, fórmula ideal que permitía preguntar por todo el texto de los acuerdos.
Más, como quiera que el umbral del plebiscito era muy alto, y este se decreta para ganarlo, con la advertencia de que será solo por esta vez, se baja al 13%. Luego se obtiene que los empleados públicos puedan intervenir por el sí o por el no, ya sabemos de antemano cuántos están con el presidente y cuántos no, pero lo democrático es que todos intervengan. Luego decretamos que los dineros públicos puedan ser utilizados para hacer pedagogía no importa que ésta derive en adoctrinamiento.
Seis días antes de la votación del plebiscito, no se diga que como cierre de campaña por el sí, se repite la firma de los acuerdos suscritos en La Habana con toda la parafernalia. Todos, Gobierno, el presidente y sus delegados, la cúpula de las Farc, un grupo de guerrilleros, delegados de países amigos y órganos internacionales, vestidos de blanco en un ambiente sublime festejaron y aplaudieron el fin del conflicto.
Ahora me pregunto, cuántos frente al cuadro que se les escenificó dejaron de votar pensando que ya todo estaba cumplido, que habíamos logrado la paz, paradójicamente en el mismo momento en Algeciras Huila un niño moría víctima de una mina quiebra patas sembrada por las Farc.
No obstante, habrá que agradecerle al presidente Santos su insistencia en la refrendación, porque supimos lo que piensa el pueblo que, para sorpresa de todos con un No rotundo negó el apoyo a los acuerdos. ¿Cómo fue posible este resultado no previsto en ninguna de las muchas encuestas? Se dan muchas razones, ese de darlo todo por cumplido, después la arrogancia incluso de las Farc, todo lo hecho para inducir el voto, las encuestas que influyeron en hacer creer a los indecisos o tibios que todo estaba ya logrado pero especialmente el haber incluido en los acuerdos asuntos sobre los que estaba suficientemente demostrado el pueblo no aceptaba. Desde el inicio de las conversaciones las periódicas encuestas señalaban que los colombianos por amplias mayorías que rondaban el 80% no aceptaban que los miembros de las Farc que incurrieron en delitos de lesa humanidad no pagaran pena de reclusión y pudieran ir al congreso en algunos casos con curules sin obtener votos, el narcotráfico como delito conexo, la falta de claridad acerca de la reparación material a las víctimas de las Farc y la desatención a las instituciones colombianas especialmente el ninguneo a la justicia, eso y no otra cosa hundió los acuerdos. Pero subsiste el anhelo de paz.
En efecto, esa misma noche el presidente de todos los colombianos, reconoció que tanto los del sí como los del no queremos la paz y prorrogó el cese bilateral y definitivo. Las Farc también lo mantienen y los más notorios y notables representantes del no están dispuestos a dialogar para buscar renegociar los acuerdos. En ese nuevo ambiente, sin tener aún una hoja de ruta pues el resultado no se lo esperaba nadie están puestas las esperanzas de todos los colombianos unidos. Lo hecho sirvió para el Nobel de paz y este debe servir para nuestra convivencia.
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