Prefirió morir de pie, que vivir de rodillas

Durante toda la noche, Sergio estuvo regando las lágrimas en su habitación. Quién diría que estas fueran sus últimas lágrimas, las lágrimas con las que se despediría del mundo que lo obligó a amar a otro hombre de manera clandestina.

Sergio organiza su habitación. Aún algunas lágrimas ruedan por su rostro tan de prisa como si fueran pequeñas partes de su mismo cuerpo porque ya sabía lo que iba a hacer. Ya había tomado la decisión que este mundo le hizo tomar. Decisión que acabaría con tanto sufrimiento. Sergio se quitaría la vida. Terminó de organizar su cuarto y tomando papel y lápiz escribe las últimas frases, los últimos renglones que dan a conocer su sufrimiento y desesperación.

Sergio escucha su última canción y con determinación decide que ha llegado el momento para quitarse la vida. Busca en su vida un contraste, algo que le diga: “No te mates”, y hace un paralelo entre lo bueno y lo malo. Encuentra que en este mundo su lucha ha sido en vano y se lanza.

Lanzándose del balcón de cemento liberó toda su presión, pues su desesperación lo asfixiaba. Sergio solo buscaba aceptación en el mundo y allí cayó al suelo sin consuelo. Su único crimen fue ser homosexual, pero le fue vital y la sociedad no lo pudo aceptar.

Sergio prefirió morir de pie, que vivir de rodillas ocultando lo que era y lo que nunca iba a cambiar. Nadie lo apoyó y prefirió su vida acabar. Sergio falleció a una edad temprana, pero la gente y su drama provocaron su muerte muchísimo antes de lanzarse.

Otra alma que acallan por la ignorancia de la gente. Entre lágrimas, Sergio se despidió de este mundo. Cayó al suelo sin consuelo y murió con su desvelo de no ser aceptado por la gente. Sergio murió ese día, pero su historia trasciende.