Ligia Matilde Arias, luz que entrega esperanza

KILLY ALEJANDRA GUTIÉRREZ

LA PATRIA | MANIZALES

Campesinos de Anserma que padecen diferentes tipos de cáncer tienen su ángel. No importa si el lugar es lejano o si tarda mucho tiempo en llegar, para Ligia Maltilde Arias, lo fundamental es aportar al bienestar de quienes lo necesitan.

Esa labor la llevó a ganarse el premio Mujer Confamiliares que le entregó la caja de compensación el pasado 28 de noviembre. Recibió $5 millones para la institución que lidera: Fundación Luz de la Esperanza, que atiende médica y psicológicamente a personas con cáncer de bajos recursos.

Gestionan consultas médicas, tratamientos especializados y psicológicos. Además, colaboran con dinero a quienes se desplazan a otros sitios a hacerse radioterapias o cirugías.

Ella representará a Caldas en el XXVI Premio Cafam a la Mujer que se realizará el próximo año.

Labor

"¿Qué tal? ¿cómo está? ¿qué se dice?", saluda en la calle a los pobladores. Es jovial, cordial, tiene un fuerte tono de voz, acento paisa arraigado y verraquera. Desde la infancia se sensibilizó por la población vulnerable, que fue la gran enseñanza que le dejó su padre. Estudió Mecánica dental y gracias a esa profesión se encaminó por la ruta de la proyección social.

En 1997 comenzó con jornadas de salud oral gratuitas en veredas del municipio, como Palo Blanco, El Horro y El Carmelo, y además hacía casas para los enfermos de escasos recursos con una asociación de constructores. "Ahí donde me veían, de vestidito y tal, yo hacía las obras con ellos. Eso se volvía como un paseo porque poníamos música. Mientras los hombres y yo trabajábamos, otras mujeres hacían sancocho", cuenta.

Las construcciones que realizaron fueron una bendición para quienes las recibieron. Se hicieron a través de donaciones de establecimientos comerciales del municipio. "Yo iba donde los poderosos (risas), porque pedir poquito ¿para qué? No, necesitábamos materiales para darles viviendas dignas a los enfermos. Regalaron bultos de cemento y así", comenta.

Objetivo

Esa labor se focalizó en 2003, cuando Luzes, con z y pegado, como exige escribirlo, por ser la unión del nombre de la fundación, se constituyó legalmente con el fin de prestar mejor servicio de salud a pacientes vulnerables. Recuerda bien la fecha: 13 de junio.

Organizaciones de Medellín y de Santander de Quilichao (Cauca) les regalaron estructuras metálicas y red eléctrica. La DIAN donó el piso: mármol italiano incautado.

Colonias de ansermeños en Australia y Estados Unidos, y el gobierno de La Rioja (España) se sumaron a la causa. Aportaron cerca de $60 millones.

Personal médico, abogados y voluntarios se han unido. En el lugar hay consultorios, comedor y hasta capilla.

"No pedimos ayudas gubernamentales, la gente es muy solidaria. Nos interesa servirles de corazón. No nos interesa ayudar para lanzarnos a la política después o para ganar plata. Quitarle un peso a un enfermo es quitarle la ayuda, no ser transparente ni solidario".

Luzes espera conseguir un mamógrafo y continuar fortaleciendo la atención, que según Ligia, tiene que hacerse con amor.

"La salud está en crisis, le falta humanidad. El sistema quiere hacerse rico con el sufrimiento de los demás. El personal de los centros que piense así es cínico y descarado".

Satisfacción

En la familia hay antecedentes de cáncer y uno de sus 11 hermanos murió de cáncer de piel en 1999.

Aunque eso fue duro para ella, no la debilitó; por el contrario, la hizo más fuerte para dar esperanza a otros.

"El servicio da sentido a la vida, es el mejor antídoto contra el vacío interior, la depresión y el tedio". Esa frase le gusta mucho, la tiene escrita en un papel y la leyó en el comedor de la Fundación durante la entrevista.

- ¿De dónde la sacó?

- "De un librito de por ahí", respondió.

Ligia escucha las historias que los pacientes le cuentan, quizás por el respaldo que sienten, y esa es su mejor satisfacción. Un abrazo y una sonrisa son las otras muestras de agradecimiento que le gustan.

Afecto

*

Cuando el pueblo alaba a Dios suceden cosas, suceden cosas maravillosas. Esa estrofa de una canción de avivamiento la interpreta Ligia Matilde con Rosa Zapata, quien tiene cáncer de seno hace dos años.

A Rosa no le importa que se le caiga el pelo. Le entrega la peluca a Ligia, porque dice que ya se siente bien, que se la puede dar a otra persona. "Muy bueno porque esta peluca es más bien fea", le dice Ligia riendo.

Ella ha significado un gran apoyo para la paciente. "Estoy muy agradecida. Ligia entrega mucho amor, me ha dado ánimos y me ha ayudado mucho".

*

Narciso Díaz Mejía, quien era zapatero, es otro paciente que destaca la labor de Ligia. Él padece cáncer de colon y Luzes le entrega los medicamentos.

"Ella es una gran persona, me invitaba a comilonas y ahora me ayuda mucho", asegura.

Las risas y las bromas en sus conversaciones los hacen cómplices:

- Ole, ¿si me trajo los zapotes que le pedí?

- Eh Ave María, tan pedigüeño, pide más que deme. Mejor regáleme ese reloj y yo lo empeño.

- ¡Já, que tal, me valió $100.000!

- Tan pinchao.

A Narciso la fundación Luzes le dona medicamentos. Ya casi no se levanta de su cama, pero espera que Ligia le lleve un pedazo de natilla y buñuelos en esta Navidad.

*

Ligia le dice a Martha Nelly Ospina, ama de casa con cáncer de seno desde hace dos años, que quienes que se hacen poner implantes no se quieren. Con eso está de acuerdo la paciente, quien perdió uno de sus senos, pero no quiso que se lo reconstruyeran.

"Las mujeres se deben aceptar como son, van y se hacen operar y quedan todas tiesas. Qué miedo esa cirugía", manifiesta.

Lo que más le gusta de la Fundación, según ella, es la amabilidad de los médicos.

Para Ligia escuchar eso es un alivio, pues le confirma que en Luzes están haciendo bien la tarea.

Alternativa

Otra manera de financiar los gastos de la Fundación y de proporcionar a los pacientes buena alimentación son los cultivos de aguacate, mandarina y espárragos que hay en el lote de Luzes.

Haga sus aportes

La Fundación Luz de la Esperanza tiene una cuenta de ahorros para recibir donaciones. Es la 077-56612-3, de Davivienda.