Blanca Eugenia Giraldo
LA PATRIA | Manizales
¿Wie geschmacht dein Kaffe? ¿Cómo quiere su café? Jairo Arango Giraldo sorprende a los clientes de La Tienda de Juan, en Berna (Suiza), con esta pregunta.
El ingeniero, experto en hidráulica y oriundo de Filadelfia (Caldas), seduce luego a sus clientes con una charla amena. Con un alemán muy paisa y, mientras el visitante saborea la bebida, les pinta con palabras de dónde viene el café, les habla de Colombia, de montañas, de recolectores y de bellos paisajes.
Llegó a Suiza en el 2002 motivado por una mala racha económica, situación que lo obligó a preguntarse por qué los colombianos, como él, se empobrecían en medio de la riqueza del país, representada en gente buena y emprendedora y en un inmenso patrimonio natural.
Como no podía quedarse en el lamento en un país ajeno, estudió una maestría y, paralelo a ello, emprendió su proyecto, en un localcito en el centro de Berna, además de repasar textos sobre la caficultura colombiana, con obras de Carlos Lleras Restrepo, Juan Camilo Restrepo y Fedesarrollo, entre otros.
¿Qué pasará con la caficultura cuando se venda nuestro producto nacional en el exterior, con materia prima, desarrollo y mano de obra colombiana, es decir el café tostado? Dio respuesta inmediata a esta pregunta que planteó un estudio hecho durante el gobierno de César Gaviria. "Esta es la mía, voy a probar ese tema; así nacieron La Tienda de Juan y Colombia Import, que es la firma", expresa.
Confiado en que el café colombiano lo conoce todo el mundo, el caldense descartó una quiebra, pero constató que aunque la bebida tiene fama internacional de ser muy suave, nadie conoce su sabor. "¿Sabe por qué? -lo mezclan-, ese es el secreto de la pobreza de nuestros campesinos. Al mezclarlo le hacen un dumping a la caficultura nacional", aclara.
Así comprendió que su misión era vender un café diferenciado, el que cada cliente quiere. Para eso tenía que preguntar: ¿A ti cómo te gusta el café? (oscuro, claro, con leche, macchiato, ristretto). Entonces, cada tinto era una historia por vender, porque no solo era preguntar ¿cómo lo quiere?, pues la gente también observa cómo se prepara y se sirve, además de apreciar un entorno agradable, una máquina especial y que quien lo atienda esté bien organizado. "Eso es lo que da carácter", asegura.
Relata que con el primer sorbo la persona entiende que nunca tomó café y se siente frustrada, eso es lo que Jairo aprovecha para preguntar: "¿Señor, cómo le pareció el café? -"Nunca he tomado café, lo que tomaba era un getränke (bebida negra)", le responden. Entonces, se abre la puerta y viene la historia que Jairo quiere contar. ¡Eso es un éxito! Ein heiliges geschenkt kolumbianischer Kaffe (un regalo del cielo es el café colombiano), exclaman.
La gente empezó a llegar y Jairo a estudiar. Anotaba todo, para atender a cada cliente con lo que prefería. Estuvo cinco años almorzando sándwich con su esposa, Isabel, en la tienda, hasta que sacó el negocio adelante. Su esposa, de nacionalidad sueca, es abogada, trabaja con el Estado, un gran apoyo para él, en toda esta aventura.
Estar en el corazón de los consumidores le dio alas a Jairo para continuar y, aunque asegura que se fue de adelante hacia atrás en su proyecto, se propuso encontrar el inicio, así halló la fórmula: productores, tostadores y comercializadores.
Compró la finca Corozal a su tío Uriel, ubicada en el corregimiento de Samaria, en Filadelfia. En la segunda parte de la idea, aglutinó a 30 personas.
Aunque siempre ha trabajado con café tostado en Colombia, quería comercializar el de su tierra natal, Filadelfia. "Lo hubiera podido hacer en Suiza, pero el secreto es tostarlo en nuestro país, porque si se lleva verde y se tuesta allá se pierde la mano de obra colombiana, la tradición, la idiosincrasia, la cultura cafetera. Todo el mundo me ve en un mostrador y, tal vez dirán que soy un simple tintero, pero no, estoy vendiendo nuestra patria, nuestro orgullo nacional, nuestra cultura. Así entendí que vender es valorar", comenta.
Pensando en un desarrollo social, empezó a rescatar con su proyecto el concepto básico del cooperativismo, creó la empresa Colombia Import, a través de la cual contrató al personal que labora en la finca y hasta sus tíos, Uriel y Luis, participan en la administración del predio.
La finca Corozal, de 34 hectáreas, tiene dos lotes de café, dos de caña y potreros, muelen sus tíos y Jairo que es el dueño. Conservan entre 8 y 10 trabajadores, con el propósito de que esa fuga básica no se vaya a las ciudades y se contamine.
Manuel, el administrador de la finca, vía internet, aprendió de desarrollo sostenible, transferencia de conocimiento y tecnología con el programa Red de la ONU, todo compatible con el medioambiente. Lo mejor del proceso, es que ya comparten herramientas y funciones. Cuando termina la recolección de café o caña en Corozal, los trabajadores acuden a otra finca, San Rafael, que es de otro tío de Jairo.
"Lo importante es que cada campesino le cuenta al otro y esto se vuelve una cadena de productividad y progreso. Hacemos lo que va a ser el futuro del mundo, volver a lo básico", asegura Jairo.
Paralelo a la primera siembra de café en Corozal, nació su hijo, Mateo, hace dos años. En esta etapa, dice Jairo, llegó a la parte fundamental de la ecuación: ser productor. Así nació Café Don Mateo, que ya tiene el aval de la Federación Nacional de Cafeteros, no sin antes pasar por algunos tropiezos que le puso la entidad.
Rubén Darío Correa, propietario de la tostadora Café Mariscal, en Pereira, le tuesta el café a La Tienda de Juan, desde el 2002. Empezó por tostar solo 300 kilos y va en tres toneladas, la próxima saldrá en barco a mediados de octubre, la primera de Corozal. “Puedo llevar bocadillo de guayaba, panela en cubos para no endulzar con azúcar. Ese contenedor, que solo carga tres toneladas de café, también llevará la esperanza y productos nacionales como la panela. Ya abrí el camino y estoy abierto a ayudar”.
Después de 12 años, Jairo asegura que está en el 80% de lo que era el proyecto, que ahora es realidad. Hay café cogido, y en 15 días debe entregarle a Café Mariscal 37 sacos de 70 kilos y, máximo en un mes, estará en La Tienda de Juan.
Aunque la comercialización siempre es difícil, Jairo confía en que los caficultores no se acabarán y mientras aumentan los negocios de comidas rápidas, él sale avante con La Tienda de Juan ofreciendo un café slow food. Tomarse un cafecito al estilo colombiano, conversadito, es el componente adicional del Café Don Mateo.
La Tienda de Juan está ubicada en el primer piso de un edificio, encima hay una escuela de banqueros. Al principio ellos no tomaban café y si tenían que estudiar, menos. Jairo habló con un estudiante, quien le explicó que si se tomaba una taza se ponía alerta, y si eran más de dos no podía dormir.
Arango le dijo: "con el nuestro no pasa eso". Le regaló tres, en la mañana, al mediodía y por la tarde. Al otro día le dijo: Pasé contento y dormí como un lirón.
Otra historia es la de una señora que llegó y le pidió un té. "Señora esta es una tienda de café", ella le dijo: no sé qué es lo que me pasa, no me deja dormir. "Señora, pruebe este café y me cuenta cómo le va. Ya lleva cinco años y se toma tres o cuatro cafés diarios. Prueba de que estamos vendiendo pureza, calidad y un compuesto íntegro".
En la página de Facebook los clientes dejan comentarios como estos:
* Die tienda ist ein super platz in bern. Die kaffees werden mit liebe zubereitet und papa juan hat immer etwas zu erzählen! Mein tipp: cappucino mit honig!
La tienda es un super sitio en Berna. El café se sirve con amor por papá Juan que siempre tiene algo para contar. Una recomendación el café con miel.
* Le meilleur cafe de Berne! Un tout petit cafe qui donne également l occasion d y faire de grandes rencontres. Le propriétaire colombien importe lui même le cafe de sa région et raconte avec passion son histoire et comment il sublime sa saveur. Je recommande le cappucino avec une pointe de miel, mon péché mignon!
El mejor café de Berna,un sitio para tener los mejores encuentros y tomar el mejor café de la ciudad. El propietario, un colombiano que importa el café de su región de origen y cuenta la historia con pasión. Se puede comprobar lo sublime de su sabor. del mejor café suave del mundo, el café colombiano. Se recomienda el capuchino con un poco de miel.
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