INTERACTIVO: Anatomía de El Escondido

Dónde está

Luego de ascender y pasar por el plan de vivienda para 34 familias damnificadas por el invierno, María Luisa Monsalve, geóloga del Servicio Geológico Colombiano, experta en vulcanología y quien descubrió el volcán. camina por el borde del cráter de El Escondido, del que asegura es un volcán con erupciones de 30 mil años, algo relativamente reciente, comparado con el Ruiz que tiene erupciones desde hace dos millones de años. “El Escondido es un volcán joven, que nació después de que ya estaban formados los del Eje Cafetero, los de la cresta de la cordillera Central”.

Por ahora, dice, tiene forma de herradura, un medio cráter más bien accidentado, moldeado por la erupción y por el tiempo. "Hace algunos miles de años tuvo su última erupción, si fuera reciente estaría más planito el fondo del cráter", aclara.

En este lugar, de mucha vegetación, los caminos están tapizados con roca plana, útil para el caminante. Humberto, que sigue la travesía, comenta del horror que vivieron los habitantes hace más de una década por la presencia de las Farc y de su temible comandante Karina. También evoca las historias sobre una mina de oro y que, por alguna razón, los lugareños tuvieron que abandonar. “De eso solo quedó un cambuche”.

Esto lo corrobora el exrector de la Universidad de Caldas Bernardo Rivera, hijo de esta tierra. "Fueron dos, la mina La Bretaña, propiedad de Don Alejandro Ángel Londoño y Sitegusta, del minero cianurador Don José María Muñoz".

Luego de detallar la vegetación del cráter y sus accidentadas paredes, la neblina permitió por pocos minutos apreciar los tres domos que acompañan el volcán, justo en la selva de Florencia.

Para identificar los domos, la experta comenta que un compañero tomó las muestras necesarias. "No sé cómo, porque esto aún tiene zonas minadas. Luego se estableció que esos domos son de lava, se deslizan y tienen explosiones que producen otros depósitos".

La razón, según Monsalve, es que la lava es tan viscosa que sube y no alcanza a salir, se queda ahí, por la composición misma del magma.

Al abandonar la zona, luego de tratar de entender El Escondido, nos topamos con Gersaín Duque, quien lleva material de construcción para las 34 casas. No presta mucha atención a lo que se dice del volcán y solo atina a preguntar si es verdad que está parado en la cima: “No me preocupa, siempre he vivido aquí y no ha pasado nada. Quiera Dios que así siga y que podamos vivir en paz”.

En otra zona

A un kilómetro, en línea recta al volcán, por la vía que lleva a Sonsón, hay otra zona de análisis con material volcánico. Se observan dos niveles, una con rocas muy grandes y otra muy amarilla. Este lugar también muestra la caída piroclástica de un volcán cercano, que se presume es El Escondido, y en la parte de abajo incluye pómez, lo que denota una fuerte erupción, muy explosiva.

La vulcanóloga afirma que el Volcán Machín, en Tolima, tiene depósitos similares a los que hay en Florencia, ademas con flujos de lodo muy grandes que han llegado hasta el Magdalena. Demuestra que son erupciones con emanación de mucho material, entre ellas caídas piroclásticas de pómez. "El Machín es un volcán muy explosivo y por eso mismo es muy similar a El Escondido”, aclara.

El pasado sábado los vecinos de El Escondido asistieron a una reunión con la geóloga María Luisa, en la que les dilucidó las inquietudes. Ahora solo queda esperar que los geólogos encuentren el elemento que necesitan para saber si es activo o no.

La niebla continúa cubriendo a El Escondido y al corregimiento, mientras los habitantes siguen con su vida, convencidos de que no será el volcán el que les quitará la tranquilidad que tanto les costó alcanzar.

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