En Museo Religioso de Salamina cohabitan lo sagrado y lo artístico

Luis Fernando Rodríguez

LA PATRIA|SALAMINA

El Museo Religioso de la Parroquia de la Inmaculada Concepción tiene su sede en la segunda planta de la Basílica Menor de Salamina. Surgió con el propósito de preservar y mostrar aquellos elementos religiosos, que son patrimonio de los salamineños y que ahora pueden contemplar, mediante visita guiada, quienes estén dispuestos a conocer esa parte de nuestro legado cultural.

“El museo fue fundado bajo la dirección y con el respaldo del párroco de La Inmaculada, presbítero Roberto Ramírez Zuluaga”, explicó Martha Giraldo de Restrepo, encargada de la administración de la colección.

Al principio estuvo durante seis meses en un local de la Casa Cural, contiguo a la Basílica Menor y desde hace dos años lo trasladaron a la sede actual. Con cerca de 200 piezas, allí encontramos entre otras: custodias, cálices, sacras, capa pluvial, cirial e incensario, manípulos, estolas, sagrario, cuna y Niño Dios, Arcángel San Gabriel, Cristo de madera articulado, etc.

Función pastoral

Según el investigador e historiador salamineño Fernando Macías Vásquez, desde el 2001 la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales de la Iglesia con sede en el Vaticano, por medio de una circular estableció la función pastoral de los museos eclesiásticos.

Determinó que deben ser "puestos al servicio de la misión de la Iglesia". Tienen que ser organizados de modo que comuniquen lo sagrado, lo bello, lo antiguo y lo nuevo, lo que por consiguiente los hace parte integral de las manifestaciones culturales y de la acción pastoral de la Iglesia. Un patrimonio específico de la comunidad cristiana y pertenecen de alguna manera a toda la humanidad.

Las piezas

Las tipologías de las piezas presentes en los museos eclesiásticos pueden ser las de uso litúrgico y paralitúrgico, que se agrupan en las siguientes grandes categorías: obras de arte (pinturas, esculturas, decoraciones, grabados, impresos, trabajos de ebanistería y otros materiales considerados menores); vasos sagrados; adornos; relicarios y exvotos; paramentos litúrgicos, tejidos, encajes, bordados, vestiduras eclesiásticas; instrumentos musicales; manuscritos y libros litúrgicos, libros corales, partituras musicales, etc.

A estas categorías de obras, que normalmente constituyen el patrimonio de los museos eclesiásticos, se añaden frecuentemente otros materiales, que pertenecen a los archivos y bibliotecas, como: proyectos arquitectónicos y artísticos (dibujos, modelos, bocetos, planos, etc.); material documental relacionado con las piezas (legados, testamentos, pedidos, actos jurídicos, etc.); libros de memorias sobre las obras, documentaciones sobre las colecciones, documentaciones sobre manifestaciones inherentes al patrimonio histórico-artístico, etc.; otros materiales vinculados de algún modo al patrimonio histórico-artístico (reglas, estatutos, registros, etc.) referidos a las diócesis y parroquias, a los institutos de vida consagrada, a las sociedades de vida apostólica, a las cofradías y obras pías.

Los museos

En el periodo posconciliar se ha incrementado el nacimiento de los "museos diocesanos", surgidos en varios casos para hacer frente al peligro de la dispersión del patrimonio artístico diocesano. En analogía con los "museos diocesanos", han surgido los "museos parroquiales", los "museos monásticos", los "museos conventuales", los "museos de institutos religiosos", por ejemplo los "museos misioneros", los "museos de las cofradías" y de otras instituciones eclesiásticas.

Espacios escogidos con cuidado para cada figura representativa.

Obras de arte y ornamentos.

Al fondo, el típico calado de madera sirve de bello marco para los sagrarios.

Los elementos son protegidos.

Los visitantes al museo de arte religioso encuentran una ventana al pasado.