JULIÁN GARCÍA
LA PATRIA | CHINCHINÁ
En la finca La Gaviota le han venido cercando la entrada al coronavirus (covid-19) con el constante lavado de las manos, el aseo de los implementos de trabajo, el uso de tapabocas, el distanciamiento social y la contratación de mano de obra local.
La parcela cafetera queda ubicada en la vereda La Quiebra de Naranjal, a 20 minutos del casco urbano de Chinchiná. El sitio ha pertenecido por media década a la familia Robledo.
Los trabajadores son desinfectados por la mañana y por la tarde, y cada vez que ingresan al corte, con una mezcla de límpido con agua.
Tal y como lo recomendó el Gobierno nacional y la Federación Nacional de Cafeteros, los cosecheros y productores limpian con el mayor rigor sus botas, la ropa y las herramientas. Además refuerzan la higiene con el lavado constante de las manos, el uso de cubrebocas y el buen aseo del cuerpo.
El encierro
Jorge Eduardo Ospina, de la familia de propietarios, plantea la dificultad que existe para movilizarse. “No hay transporte continuo, es una suerte pasar la cuarentena acá y es mejor buscar mano de obra de la vereda y evitar contagios”, relata.
En la finca se requieren unas 40 personas para recolectar una producción estimada de 600 arrobas de café. Sin embargo, seis trabajadores granearon la semana pasada y con esta mano de obra, proveniente de las veredas La Floresta, La Quiebra y el Alto de La Mina, de Chinchiná, efectuaron las labores.
En La Gaviota han implementado el protocolo de bioseguridad de la Federación Nacional de Cafeteros. Como la mano de obra es vecina, no han tenido que hospedar ni alimentar a nadie.
Miguel Burgos, el mayordomo de la finca, está pendiente del aseo de sus compañeros y ayuda a preparar un gel natural, con penca de sábila. “Es la primera vez que me toca una cosa de estas, llevó mes y medio sin ir a mi casa, me da miedo contagiarlos”, contó.
El recolector Óscar García, de 65 años, acata las recomendaciones y por precaución lleva puesto el tapabocas, pero reconoce que sabe poco del tal coronavirus, tema del que hablan día y noche entre vecinos y en las noticias.
Turismo
Ospina también es miembro del Comité Turístico de Chinchiná (Acomitur), donde comercializa el café de origen Baris Mons Café, con el cual ha participado en ferias nacionales y extranjeras.” La cadena de tostión y comercialización no ha parado, ahora están consumiendo más café que antes ”, dice con alegría.
La finca La Gaviota además incursiona desde mayo del año pasado en el proyecto de posadas ecoturísticas rurales, pero en marzo de este año debieron cerraron al público por la cuarentena. “Teníamos reservas hasta diciembre, las pérdidas van por los $15 millones”, comentó Jorge Eduardo, quien cree en las bondades del turismo de paisajismo y naturaleza.
Propone reinventar la caficultura de cara a la gran cosecha que se viene de agosto, ante el riesgo de una crisis cafetera.
Con cuidado
* Verifique el estado de salud de los trabajadores y exíjales usar tapabocas y que se laven las manos con frecuencia.
* A la entrada de algunos muicipios, como Chinchiná y Palestina, hay habilitados unos puestos de control donde verifican el estado de salud y desinfectan los automotores.
* Antes de ingresar personal ajeno a su finca pregúntele si en los últimos días ha tenido fiebre, flema, tos persistente o carraspera en la garganta y malestar general y gripa.
* Adecúe unos sitios de desinfección, pocetas con límpido para el lavado de botas, cargue la máquina de fumigar con límpido y agua para que asperje costales, ropa y demás utensilios usados en la labor de recolección, al finalizar la jornada de trabajo recomiende un buen baño con abundante jabón.
Tenga presente
* Evite aglomeraciones en los cuarteles o lugares donde comen.
* Recomiende el distanciamiento en los cafetales y en los sitios de pesaje.
* Procure buscar personas conocidas.
* Enseñe el lavado de manos y el buen aseo personal.
Dato
La finca La Gaviota lleva 100 años produciendo café, posee 10 hectáreas cultivadas en las variedades Castillo y Caturro y unos lotes de Cenicafé 1.
En la finca La Gaviota, de la vereda La Quiebra de Naranjal, de Chinchiná, tienen implementadas las medidas de bioseguridad para evitar la propagación del coronavirus. Miguel Burgos asperja a su compañero Julián Raigosa.
El recolector Óscar García reconoce que se siente incómodo usando el tapabocas, pero debe llevarlo puesto por su salud. En los cafetales implementaron el distanciamiento.
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