Henry Giraldo
Manzanares | LA PATRIA
Luis Enrique Santana nació hace 81 años en Manzanares (Caldas). Estudió hasta tercero de primaria en la Escuela San Luis Gonzaga, y desde los 10 años comenzó a trabajar haciendo mandados, cargando mercados y lo que lo pusieran a hacer.
Recuerda que fue compañero de infancia y de escuela de Rodrigo Aristizábal Ospina, quien luego llegó a ser director Nacional de Planeación.
En 1945, cuando tenía 12 años, ocurrió un incendio en el que se quemó el templo San Antonio y cerca de una cuadra de la calle Real. Para la reconstrucción de las viviendas, se ofreció a colaborar con una carreta.
Relata que uno de los maestros de obra le preguntó si quería trabajar, a lo que contestó afirmativamente. "Madrugue mañana", le dijo.
Don Luis Enrique recuerda que lo llamaban Pollito. "Algunos llevaban un viaje y yo llevaba dos o tres en la carreta. A los 15 años trabajaba destapando las vías, especialmente en época de invierno".
Luego, hace unos 60 años, cuando trabajaba en la cúpula del Templo de la Virgen del Rosario, en Honda (Tolima), se cayó desde una altura de 12 metros y estuvo un año sin poder trabajar.
Lo más admirable de este hombre es que, pese a que su mano derecha no le quedó sirviendo para nada, aprendió a manejar perfectamente la mano izquierda, y son innumerables las obras que con ella hizo a lo largo de toda su vida.
A los 21 años comenzó a trabajar solo como oficial de construcción, luego de aprender de sus maestros Arturo y Eduardo Giraldo.
Por esa época trabajó con el Comité de Cafeteros, desde donde lideró la construcción de puentes, bocatomas, tanques de almacenamiento y apartamentos (como el de Eduardo Vélez en la calle Bernardo Arias).
Entre sus obras se destacan puentes en la vía Bolivia–Marquetalia, el puente de Tenerife en Samaná que luego destruyó la guerrilla, varias calles del pueblo y hasta varios tramos en la vía Popayán–Pasto.
Este decano de la construcción es padre de tres hijos y dos nietas. El mayor, quien era teniente de la Policía, murió el 24 de mayo 1990 en Medellín, como víctima de un carrobomba de Pablo Escobar, episodio que recuerda con tristeza.
Sin embargo, su rostro vuelve a iluminarse al contar con orgullo que le ayudó al maestro Pablo Cruz, de Bogotá, a hacer columnas en el templo, con base en ferroconcreto. Con el mismo maestro trabajó en la construcción del edificio de la esquina de la calle 5 con carrera 4 de Manzanares, antes de bajar al templo, y el edificio de la Licorera, situado en la carrera 5 con calle 6.
Muestra gran satisfacción al contar que le otorgaron el carné No. 053681 del Comité nacional de técnicos constructores, en 1997, y afirma que es como la tarjeta profesional de un arquitecto o ingeniero. Lo recibió luego de que sus numerosas obras fueron evaluadas por cinco ingenieros.
A don Luis Enrique también le gusta la ganadería, y desde hace mucho tiempo tiene una finca a la que va en su motocicleta.
Su último trabajo fue hace cuatro años, como inspector de obra de 140 viviendas saludables, en la zona urbana de Manzanares, durante la alcaldía de Guillermo Ramírez.
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