Luis Fernando Rodríguez
LA PATRIA|Manizales
Desde el Alto de la Virgen, en la entrada a San Félix, se ve en la lejanía el caserío disperso en el valle. De los techos de teja de barro asciende el humo de los fogones de leña y en los potreros, sobre las crestas y faldas de las montañas cercanas, los eucaliptos y pinos perfuman el aire.
San Félix es un territorio propicio para el descanso. Su clima promedio es de 14 grados, y en la medida en que se sube al páramo puede llegarse a temperaturas bajo cero. La tranquilidad que se siente en el lugar y que perdura en el tiempo ha dado para que este terruño se le llamara "La Holanda caldense".
En el pedestal de la fuente situada en el centro del parque de Bolívar, el padre Víctor mira al templo que ayudó a construir. Pasa un campesino con ruana, sombrero y botas de caucho, mientras otros disfrutan del sol sentados en los escaños.
El silencio del corregimiento solo es interrumpido por el aullido de un perro o las carcajadas de los niños que juegan.
A San Félix se va a disfrutar de la paz y de sus paisajes. Se potencia como destino turístico.
Fiestas, en agosto
Del 13 al 20 de agosto, San Félix celebrará las Fiestas del Regreso.
El templo domina la extensa plaza de San Félix.
Poco a poco las construcciones de materiales modernos desplaza el bahareque, la tabla parada y las tejas de barro.
El verde de estos parajes invita a la tranquilidad.
Por esto le dicen "La Holanda caldense".
La Cruz como parte del paisaje.
La nostalgia asoma en la arquitectura.
La ganadería sigue siendo la principal actividad económica de San Félix.
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