Capitán Mejía, de Bomberos RIosucio, se ganó el escudo al mérito

Desde los 10 años, el hoy capitán Óscar Mejía Muñoz, veía a dos vecinos bomberos salir a atender incendios. Soñaba ser uno de ellos, pero fue solo hasta los 14 cuando sus padres hablaron con el comandante y le permitieron ser bombero juvenil.

Ya está a punto de cumplir 55 años, lleva 38 de servicio en diferentes cuerpos de bomberos, es el comandante de este organismo en el municipio de Riosucio (Caldas), es delegado departamental en la Dirección Nacional de la institución y miembro de la Junta Nacional de Bomberos.

Esas casi cuatro décadas en el oficio le valieron que ayer fuera reconocido con el Escudo de Caldas en la categoría Honor al Mérito, que el gobernador (e), Ricardo Gómez Giraldo, le entregó en un acto especial. Le destacan los servicios prestados a las comunidades del país y el departamento, y su gestión para dotar los cuerpos de bomberos.

"Hemos tratado de fortalecer todas las instituciones bomberiles y eso se refleja en la prevención y atención de desastres", dice.

Toda una vida

Lleva 24 años como comandante en Riosucio, por lo que considera que es media vida dedicada a la labor con las comunidades. A los 14 años, cuando comenzó, no podía atender emergencias, pero pudo aprender e inició su carrera.

La tragedia que más lo ha marcado es el terremoto de Armenia (Quindío), aunque le ha tocado atender varios eventos grandes como la emergencia del río Páez, entre Cauca y Huila; la erupción del Volcán Nevado del Ruiz que afectó a Armero (Tolima).

"En Armenia trabajamos mucho tiempo. Me dejó muy marcado por la muerte de tantas personas, niños y jóvenes, ahí es donde uno vio que la naturaleza no escoge edades. Cuando terminó el trabajo tuve que estar con un psicólogo para superar la afectación", comenta.

Dice que estar cada día viendo tragedias y la gente sufriendo es muy difícil, pero que las ganas de seguir ayudando son superiores y lo llenan de entusiasmo para continuar. Ya perdió la cuenta de cuántas vidas ha salvado de incendios, terremotos, deslizamientos y avalanchas. "Llega el momento en que uno no sabe cuántos son. Creo que son mil 500 o 2 mil en todo este tiempo".

Aunque la labor de representación nacional ha sido difícil y ha tenido momentos de querer "tirar la toalla", afirma que continúa en esta labor porque es su vida.