150 años de Pensilvania
Señor director:
"Quien no olvida sus raíces está firmemente pegado a la esencia de su vida: Este sentimiento es lo que mueve el alma de los hijos de Pensilvania".
Un pueblo que mantiene viva su historia, que no olvida sus ancestros, que se siente orgulloso de su gente, de su hogar, de su familia nunca desaparecerá ni dejara de existir.
Los pensilvenses son ejemplo de este sentimiento tan noble, son seres que viven orgullosos de sus montañas, de los lugares donde discurre su misión de servicio, de hidalguía, de recuerdos nunca olvidados.
Orgullosos de los personajes emblemáticos de su cotidianidad, gentes humildes que en su inocencia, su indefensión fueron dejando huellas imborrables en el corazón de todos sus habitantes.
Orgullosos de las instituciones que han hecho posible su avance, su progreso.
Orgullosos de las fiestas que los reúne como hermanos y que les permite disfrutar del paraíso que Dios les dio como regalo inmenso.
Orgullosos de lo que aprendieron en su casa, en su colegio: servir, ayudar, ser honestos, alegres, nobles y sencillos, acogedores, presentes cuando hay que acudir en bien de los demás, siempre de corazón dispuesto y generoso.
Orgullosos de sus viejos, de sus ancestros, agradecidos y sin olvidar sus raíces, miran al cielo y alcanzan lo supremo. Gentes de progreso, emprendedores y capaces de lograr lo inalcanzable y de llegar lejos, muy lejos.
Orgullosos de lo que son, de lo que recibieron en sus hogares, de sus luchas y anhelos.
La celebración que sus gentes hicieron en las Fiestas del Hacha como conmemoración de los 150 años de su fundación fue un homenaje de grandeza.
No presencié tan magno evento, pero gracias a la tecnología pude deleitarme y asombrarme de tanta belleza: sus calles engalanadas, festivas, acogedoras, plenas de sus hijos felices de regresar a su tierra, a sus recuerdos; desfiles imponentes donde se hizo honor a la historia de nobleza de esta tierra tan querida, jóvenes hermosos luciendo en sus atuendos la réplica de personajes inolvidables, de instituciones tan inmensas nunca olvidadas, de acontecimientos que marcaron la vida de sus gentes, en fin recuerdos que constituyen su herencia, su tesoro.
Luces, notas alegres que llamaban a la alegría y el contento y todo un pueblo rindiendo homenaje de amor a su patria, a la cuna de su vida.
No hizo falta nada, todo fue un ejemplo de amor, de gratitud, de cariño sin límites.
Qué orgullo, que emoción , si eso es lo que sentimos quienes vivimos agradecidos por lo que este lugar tan hermoso nos dio alguna vez cuando extraños llegamos a su alma , como será entonces todo lo que sienten aquellos que en bendición celestial recibieron el regalo de haber nacido en sus entrañas.
Allí en esta tierra, hoy de celebración, hay una fuente de eternidad; es que lo noble, generoso y bueno nunca se termina, al contrario, quienes la aman y la llevan en su corazón la hacen grande y perenne por siempre.
Pensilvania seguirá grande y majestuosa porque el corazón, el empuje y la valía de sus gentes la mantendrán por los siglos como la Perla que es un regalo del cielo, un paraíso de amor y de paz, un ejemplo ante muchas ciudades de nuestro Caldas y del mundo.
Me uno a tan magna celebración y como hija adoptiva que soy, también mi corazón se alegra y reconoce hoy agradecido, la bendición de haber crecido allí en esta tierra y de haber impregnado mi alma y mi vida de su esencia, de su nobleza.
María Celmira Toro Martínez
Juventud: Colombia es tuya
Señor director:
Si les digo: Colombia es tuya, donde quiera que estén aguardándolos cosas que están por descubrir y por hacer de nuevo para que queden mejor hechas ¿les entusiasma la idea lo mismo que a mí? De pensar que encontrarán campos aún no explorados, y algo nuevo qué pensar y qué decir y qué llevar a cabo. ¿Algo? No. ¡Todo! Porque todo lo que hay en Colombia y en el mundo les pertenece, pero, para estructurarlos, con ideas constructivas, con la máxima eficiencia y voluntad. Habrá horizontes sin término y verán que habrá siempre mil ocasiones que aprovechar, mil empresas grandes y pequeñas a las que hay que darles cima.
Quítense las telarañas de los ojos para que puedan ver las cosas como son, posibilidades para el pensamiento y para la acción, conjunto de ideas para una Colombia y un mundo mejor, sin armas, sin terrorismo, sin vandalismo, sin fanatismos, sin drogas alucinógenas, para que actúes dentro de la ley, para un objetivo más elevado y apetecible de la vida, siempre dando amor a tu país, para que contribuyas a resolver sus problemas utilizando tu mente sana.
Juventud por esto y por todo a reflexionar, para que no malgastes tu vida en cosas que tergiversen tu personalidad; por el contrario aprovecha desde ahora para que te hagas tu propio monumento, al haber participado del progreso de tu pueblo, de tu patria. Porque a ti y a los de tu generación les reserva lo por venir, una gran tarea en todos los oficios y profesiones, porque no es probable que en el dominio de las ciencias y en el de nuestro país, se haya alcanzado a descubrir mucho más de la centésima parte de lo que todavía puede saberse y hacerse.
Juventud, Colombia es tuya, es tu hábitat, es tu casa, por tanto cuídala, respétala, defiéndela, no destruyas sus recursos naturales porque ¿quien destruye lo de su propia casa? Por todo ello juventud, piensa, investiga, crea, siembra amor y paz y verá qué promisorio será tu futuro para beneficio de tu patria, de tus conciudadanos y de tus generaciones.
María Marlén Ramírez Jaramillo
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