Repensemos la escuela
Señor Director:
La prueba PISA (Program for International Student Assessment, por sus siglas en inglés), acrónimo traducido como Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, fue gestada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que es hoy, un foro en el cual los gobiernos de 30 economías democráticas trabajan conjuntamente para enfrentar los desafíos de la globalización y al mismo tiempo aprovechar sus oportunidades.
La versión 2012 aplicada a 65 países del orbe, posicionó a Shangai como el mejor con 613 puntos, seguido por Singapur, Hong Kong (China), Taipei (China), Corea del Sur, Macao (China), Japón, Liechtenstein, Suiza y Holanda; Perú ocupó el último lugar con 368 puntos, Colombia el puesto 62 con 376 puntos.
En el intermedio se encuentran países industrializados como Reino Unido, Francia, España y Estados Unidos.
Cabe destacar que PISA ha sido concebida como un recurso para obtener información abundante y detallada que permita a los países miembros de la OCDE, adoptar las decisiones y las políticas públicas necesarias para mejorar los niveles educativos.
La OCDE y la IE (International Education) coinciden en afimar que el éxito de la escuela no puede estar por encima de la dignificación del maestro.
En sintonía con las exigencias que la OCDE le hace a nuestro país se hace oportuno repensar la escuela y hacer un llamado a las entidades encargadas de administrar la educación para que recuperen su papel de liderazgo, al revitalizar la ley 115 y le den prioridad a los siguientes aspectos:
1. Dignificación de la profesión docente: Con acertados incrementos salariales, óptimos servicios de salud y excelente profesionalización a la altura de maestrías y doctorados al ofrecer un buen número de becas, créditos blandos y disponibilidad para el tiempo requerido en los estudios.
2. Rediseño de las políticas de gratuidad: “El que tenga que pague” y así hacer una eficiente redistribución de recursos que le dé seguridad al restaurante escolar, a los refrigerios, y al transporte rural y urbano.
3. Mediación de las Secretaría de Educación: Al facilitar la articulación entre la escuela y la universidad para que los jóvenes puedan acceder por caminos menos tortuosos a los claustros superiores; al establecer convenios con el sector productivo que genere bolsas de empleo para ofrecer un trabajo digno a los egresados; al intervenir el núcleo familiar a través del ICBF para reducir el índice de violencia en el interior del hogar, la deserción escolar y la inseguridad.
4. Recuperación de la jornada escolar única: Que garantice la permanencia de los niños y los jóvenes por más tiempo en la escuela y, así, minimizar los riesgos de desamparo en el hogar, que se traduce en drogadicción, embarazos no deseados en adolescentes, delincuencia, violencia e inseguridad en las calles; las jornadas extendidas y complementarias, implementadas recientemente en las instituciones y que intentan radicar este fenómeno social, nacieron débiles; no las respalda un proyecto de largo aliento con una misión y visión contundentes y un presupuesto que fortalezca su existencia.
Orlando Salgado Ramírez
osalgador@iuc.edu.co
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