El fiscal Montealegre
Señor Director:
Por allá en la década de los sesenta un ilustrado analista, hablando de dos grandes criminales de la época Willian Ángel Aranguren (alias "Desquite") y Jacinto Cruz Usma (alias "Sangrenegra"), decía que Colombia es semillero de hombres inteligentes, pero que la falta de oportunidades impide a muchos la posibilidad de llegar a la cima y de prestarle invaluables servicios a la patria, por lo que muchas veces se convierten en acérrimos enemigos suyos. Esto, indudablemente, es cierto. Pero, no obstante, se trata de un concepto relativo.
Cuando en marzo de 2012, siendo "carta marcada" del presidente Santos, fue elegido por la Corte Suprema de Justicia el señor Luis Eduardo Montealegre como fiscal general de la Nación, muchos se hicieron ilusiones creyendo que por fin había llegado a tan alta dignidad judicial el verdadero cancerbero de la justicia, el guardián de la democracia, el ‘’vehículo directo en la ruta hacia la paz", como lo definió El Heraldo en su editorial del 22 de marzo de 2012. ¡Cómo estaban de equivocados! Ni su inteligencia, ni su brillante trayectoria, ni las oportunidades que la diosa Fortuna le ha dispensado lograron darles la razón. Su nombramiento venía signado por su servil obsecuencia hacia el presidente, por su desbordado sectarismo político y por sus propias ambiciones personales. Faltaban la conciencia de juez, la dignidad, el decoro y la ecuanimidad, virtudes que deben adornar a quien ostente tan elevado título. Ahí lo vemos enfrentado a toda lógica, convertido en perseguidor de todo el que no piense como él, llegando hasta el despropósito de oponerse a una reforma judicial que el país requiere y a la mezquindad de buscar mediante intriga la conquista de favores profesionales y laborales que el Congreso de la República debió rechazarle con altivez.
Capítulo aparte merece su persecución contra personajes como los doctores Óscar Iván Zuluaga y Luis Alfonso Hoyos. ¡Qué ecuanimidad la del más alto dignatario investigador de Colombia! El anuncio oficial de la medida de aseguramiento y la orden de captura contra Luis Alfonso lo hizo cuando ingresaba a un foro sobre justicia transicional donde aspira a obtener clemencia para los máximos jefes de la guerrilla, mientras pide para Luis Alfonso seguramente muchos años de cárcel por cuanto delito viene a su delirante imaginación. ¿Si será el doctor Montealegre el verdadero "vehículo directo en la ruta hacia la paz?
Atentamente,
Manuel Galindo A.
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