¿No es obligación?
Señor Director:
La afirmación que hizo ante este Diario el señor Secretario municipal del Medio Ambiente, Juan Carlos Barrera, a mediados del año anterior, aduciendo que no es obligación del albergue municipal esterilizar a los animales entregados allí en adopción, no solo causó desconcierto entre la ciudadanía animalista, sino que además dejó entrever el desconocimiento del funcionario acerca de la doble función del albergue, como si el quirófano que se está edificando ahora en éste y que va a ser destinado también a cirugías de esterilización, fuese un servicio de lujo.
Dicha obra no fue una inversión voluntaria o un favor de la Secretaría del Medio Ambiente, y menos aprovechar su inauguración para publicitar a pseudolíderes políticos y a sus cortes de amigos en las próximas elecciones municipales y departamentales de octubre, sino un medio necesario para cumplir un deber público sanitario.
Para un ciudadano, la esterilización tiene como fin asegurar el bienestar de su mascota, evitándole la procreación de camadas, de las que luego él u otro en su lugar tendrían que responsabilizarse, adelantándose también a la probabilidad de que las crías sufran en manos equivocadas.
Pero para la administración de salud pública, el control natal de un animal tiene un fin ulterior: mitigar indirectamente el riesgo zoonótico para la población humana. Esta es la razón sanitaria por la que la población de los cosos municipales debe ser esterilizada, ya que estos entes tienen una doble función: ser depósitos públicos de animales domésticos incautados y vagos, y ser centros de control de riesgo zoonótico por el hecho de contener población animal.
Por lo tanto, la esterilización de un animal alojado en el Coso, no es un costo ahorrado al adoptante para luego echárselo a éste en cara, como si fuese un valor agregado de gestión; es un deber sanitario.
La sola entrega del quirófano no será suficiente, ya que para cumplir el plan de esterilización del 100% de la población refugiada en el Coso, el presupuesto de insumos veterinarios debe incrementarse. Con ello se evitará que se repita la experiencia del Proyecto Pegaso, con el que la Alcaldía creyó que la sola entrega en adopción de los caballos carretilleros era suficiente, y entonces los insumos para la recuperación y sostenimiento de estos equinos durante su etapa de prejubilación, tuvieron que ser sacados del presupuesto que normalmente tenía el Coso municipal, incluso, se llegó al extremo de acudir a donativos ciudadanos, y todo porque el Proyecto Pegaso, siendo público, fue diseñado totalmente voluntario con el fin de granjearse a la Alcaldía, ahorrándole a ésta costos que eran responsabilidad pública, no particular.
En cuanto a las entregas en adopción de los animales del Coso, éstas tampoco deben ser un fortín de politiquería. Un acto de adopción es el resultado mínimo que se espera de haber invertido un presupuesto público. En otras palabras, es la productividad de la inversión, pues la política fiscal del municipio no es gastar porque sí, ya que en el fondo espera un resultado social.
Y no se nos haga raro que algún miembro del Concejo municipal, con fachada "animalista" y en nombre del Partido Verde (pero de dientes para adentro a favor de otros partidos, cuando le conviene), se relance próximamente para conservar su curul, haciendo ver como logros excepcionales las esterilizaciones, el quirófano y las adopciones, y atribuyéndose como suyas las ideas y todo el trabajo ajeno, duro y voluntario de su séquito de ciudadanos y de algunas fundaciones, quienes posiblemente serán compensados luego con cargos administrativos que harán parte de la cuota burocrática generada por los resultados de las próximas elecciones de octubre. Y tampoco ha de faltarle el respaldo de la Alcaldía, y menos el de un Gobernador de linaje ganadero y agradecido por los "votos ambientales" que a espaldas de la comunidad antitaurina obtuvo de parte del Partido Verde.
Y hablando de servicios Ad honorem (sin ninguna retribución económica) que ya son comunes en algunos proyectos públicos animalistas aprobados por el Concejo: Si el Honorable miembro prefiere que sea voluntario todo el esfuerzo ajeno que ha contribuido en gran medida a su gestión y a su imagen pública, lo mas justo sería que se expidiera un Acuerdo municipal para que los honorarios de él sean también Ad honorem.
Yamile Benítez M.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015