Éxito en fiestas patronales
Señor Director:
Con gran éxito se cumplieron todos los actos de las Fiestas Patronales de Nuestra Señora de La Esperanza La Macarena del barrio La Sultana.
Toda la comunidad de nuestra parroquia ha manifestado su gran complacencia por la organización y el ambiente positivo alcanzados. La integración, el fervor y la alegría fueron la nota especial en cada actividad.
Su generoso apoyo constituyó importante fuerza para tan loable programación.
Dios le redunde altamente por su contribución y que sus labores sean siempre exitosas, es nuestro sincero augurio.
Pbro. Jorge Eliuth López Hernández
Regalar – regalar - regalar -
Señor Director:
Quien regala sin exigencia comete un error. Primero, no se es dueño del erario público sino administrador, y la buena administración debe llevar a sumar y no a restar. Segundo, sinvergüencea a todo un pueblo; pobrecito el ciudadano a quien no se le haya exigido en la vida. Posiblemente es de buena fe para ayudarle al más débil de una sociedad, mas se interpreta mal.
Cuántos dirán eso es para ganar votos; ¿y no estamos en un régimen político?
Hablemos de las consecuencias. La idea no es mala y, necesariamente será de inmenso beneficio para el país. La ciencia y la riqueza repercutirán en beneficio de la nación. Bueno, nos preguntamos muchos, ¿no le faltaría obligar a los beneficiados a devolver en servicios al Estado?
No es justo beneficiarse gratis del erario público y no devolver, no compensar. Cuando el Estado reglamente como norma que todo ciudadano está en la obligación de compensar la educación gratuita, con el tiempo tendríamos un capital circulante, que podría llegar a sostenerse solo.
En cuanto a las casas gratis, si quedan en manos de los que nada tienen, maravilloso; pero sí hubiera sido mejor haber reglamentado unos años gratis que llevaran a unos ahorros. Y de acuerdo a éstos dar unos estímulos para formar pequeñas empresas que generen empleo. Cuántas veces un "empujón" a tiempo despierta capacidades y crea riqueza.
Hablando de un empujón, la cultura que se nos ha dado se ha inclinado más al egoísmo que al servicio. Si nos hiciéramos un examen retrospectivo, es posible que lleguemos a la conclusión cristiana de que le agradaría más a Dios ayudarle al hermano que decir "mi diosito es muy bueno conmigo".
Por ejemplo, más de uno hemos sido producto de alguien que nos dio la mano en el momento oportuno. Y saber que esa mano que nos dieron fue el inicio de una cadena de descendientes que se han educado.
Conclusión, ¿a cuántos de nosotros se nos ha ocurrido hacer lo propio con los que nos rodean?
Aquí viene la palabra sabia del maestro: "anda y haz otro tanto".
Ernesto Quintero Gil
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