El polémico artículo que se suma a la reforma del equilibrio de poderes presentada por el Gobierno nacional, pretende convertir el derecho al voto en una obligación para todos los ciudadanos colombianos mayores de 18 años.
Hasta el momento, tal iniciativa que ha sido aprobada en el primero de los ocho debates que debe superar en el Congreso ha despertado todo tipo de molestias y no es para menos. Su elevado costo, entre otros temas, es uno de los aspectos a tener en cuenta.
En días pasados, el registrador delegado para lo electoral, Alfonso Portela, dejó ver que de aprobarse la obligatoriedad del voto en el país, las próximas elecciones tendrían un costo cercano a los 1.3 billones de pesos, cifra similar a la que el presidente Santos quiere ahorrar año a año con el anunciado plan de austeridad.
No obstante, tal cifra no da cuenta de financiar una segunda vuelta; esto es, dado caso que se necesite de una segunda elección para definir ganador, el Estado colombiano deberá verse en la obligación de desembolsillar otro billón de pesos adicional. Siguiendo estas cuentas, si se aprueba el artículo que hace el voto algo obligatorio y en las próximas elecciones presidenciales de 2018 no hay un candidato ganador en primera vuelta, tales comicios tendrían un costo similar a 2 billones y medio de pesos, dinero que ciudades como Cali y Barranquilla tienen como presupuesto general para 2015, dinero que serviría para construir, entre otros, más de 80 mil viviendas de interés social, pavimentar miles de kilómetros de vías etc., etc. Esa escandalosa cifra figura sin contar el aumento de personal de apoyo y tiempo de trabajo, pues más colombianos serían citados como jurados de votación y posiblemente el tiempo de sufragio se extendería un par de horas más.
El artículo del voto obligatorio para tres cuatrenios (12 años), presentado por los senadores Roy Barreras, Viviane Morales y Horacio Serpa, tiene como fin, según lo dicho por Barreras, ‘mejorar la democracia y limpiar las costumbres electorales’, sin embargo, quedan varias preguntas que valdría la pena que respondieran los ponentes: ¿12 años son suficientes para mejorar la democracia? ¿por qué la reforma se propone de forma transitoria y no permanente?
Chile es un buen ejemplo para ver cómo nos podría ir. En ese país desde 1958 se obligó a todos los ciudadanos mayores de 18 años a votar en elecciones nacionales y locales. No obstante, en el 2012 la ley 20.568 derogó, después de 54 años, la obligatoriedad del voto haciendo que sus ciudadanos decidieran libremente si ir o no a las urnas. Los resultados fueron lamentables y contradictorios. Una vez que se dejó de obligar a los potenciales votantes a ir a las urnas, las primeras elecciones bajo esta nueva ley dejaron como presidenta a Michelle Bachelet con una abstención del 50.6%.
Contrastando con el caso de la reforma al equilibrio de poderes y el artículo que pretende un voto obligatorio en el país, los senadores aspiran a que en 12 años los colombianos adopten una cultura e interés masivo por la política que los chilenos no consiguieron con 54 años que tuvieron tal medida como obligatoria. ¿Serán reales y posibles los objetivos que proponen los senadores o esta reforma, como dicen muchos, será un empujón para facilitar una refrendación de los acuerdos de paz?
Nicolás Suárez G.
@_nicosuarez
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