Con voz y voto

“Lo bueno, no hace daño y lo malo mata”.

¿Será que este aserto vox populi, tiene su validez aplicado a nuestra realidad colombiana ?

Quienes tenemos el privilegio de ir y venir por las avenidas y calles de nuestra afectuosa Manizales, escuchamos las quejas lastimeras de los inermes y comunes ciudadanos quienes de una u otra manera sienten que la clase dirigente y gobernante de nuestro país, tienen su lógica muy equivocada frente los problemas sempiternos y que son recurrentes motivos de promesas electorales.

“El gobierno no le ayuda sino a los que tienen capacidad para hacerle daño a los demás”. “El gobierno, y la clase dirigente, no piensan sino en ayudarle a quienes han construido la guerra y han matado la paz”.

“Al gobierno le duelen los paras, los guerrillos y el pueblo que lucha en medio de sus angustias, es ignorado”.

“Claro, como nosotros no hacemos daño, por eso no nos tienen en cuenta. “ La justicia mira primero si el acusado tiene ruana para echarle mano, pero si lleva corbata, lo dejan tranquilo”.

“No es justo que el desempleo sea para nosotros y la atención médica tan mediocre, así la paguemos”.

“Se habla de empleo para los desmovilizados ¿ Y, nosotros, qué ?”.

“Cuántas cartas se estarán jugando debajo de la manga tratando de comprar la voluntad de los negociadores ofreciendo el oro y el moro para que dejen las armas y se dediquen a otras actividades”.

“A los violentos sí los respetan, pero a nosotros los ciudadanos de bien, ¡mamola¡ “.

“No es justo que para unos, todo y para otros, nada”.

“ El pueblo, siempre paga el pato que se comen los demás”.

“Los políticos, viven a sus anchas y nosotros, los de patas anchas, en la olla”.

“La buena educación para los de arriba y la pública, para los de abajo”.

“El empleo, es para quienes no lo necesitan “. “ Este país, no cambia, es el mismo con las mismos”.

“¡Cómo va a cambiar, ¿si son los mismos con las mismas ?!”.

“Los pobres, no tenemos con qué hacer política, solamente nos utilizan para que votemos y los elijamos y …, nada más”.

Todo parece indicar que los malos” tienen VOZ Y VOTO para delinquir y recibir el favor del estado como pago a su comportamiento, es decir, “ser malo, paga”.

Y, podríamos seguir y seguir la perorata con tinte de imprecaciones disimuladas, pero conviene humanizar estos conceptos y pensar con sentido humano para entender a los demás que aparentemente se encuentran en la otra orilla tal vez “ sin querer queriendo” y quizás obligados por las circunstancias particulares, familiares, de orden público o por

situaciones a veces ajenas a su voluntad y bajo presiones a veces insalvables.

Cabe el dicho : “Nadie sabe las de nadie”.

Esos compatriotas a quienes consideramos que son malos, son seres humanos a quienes hay qué brindarles oportunidades de vivir otras experiencias que les hagan sentir reconocidos, acogidos y no marginados ni excluidos por el prurito maniqueísta de sentirnos buenos sólo porque al parecer no hacemos lo que ellos hacen.

No podemos seguir viviendo en un mundo de resentimientos, de odios, de rechazo analizando con sentimiento de negatividad las circunstancias políticas del país con una visión siempre de oposición parcializada y sectaria argumentando que todo es malo y que todas las políticas son equivocadas.

Desde luego, que todos tenemos derecho al trabajo, a la salud, a una buena calidad educativa, a la seguridad, a una vida digna, a igualdad de oportunidades.

Sin embargo ,debemos aceptar que existen prioridades y los temas complejos requieren

estrategias que a la vista parecen absurdas y arbitrarias.

Conviene desearle suerte al proceso de paz, el cual nos beneficiaría a todos si se convierte en realidad y cuando esto ocurra, podríamos verificar a posteriori si las promesas del gobierno fueron sinceras o simplemente demagogia.

Por lo pronto, seguir esperando hasta que la justicia sea una realidad y la luz del sol nos alumbre a todos.