Adiós al 2015

Las luces del 2015 empiezan a apagarse para dar paso simbólicamente a una oscuridad transicional abriéndole paso al 2016. “ Un año más “, dice en pensamiento matemático un paisano desprevenido a la luz de su lógica elemental sin pensar en lo metafísico, ni en lo trascendental. Otro, que usa un pensamiento más aguzado y adentrado en las cuitas del raciocinio, y al parecer  con mejores luces cerebrales, agrega, “ No es un año más es un año menos “. Algunos sabios, que no faltan, concluyen que los años son pedazos de vida que vamos agregando al paso del tiempo que no existe, según otros enemigos de la vejez, los años, invento humano, se hizo para medirle el espacio físico a los seres humanos y es así como inexorablemente nos volvemos viejos.Los años, según análisis fruto de la razón elemental, son más largos para los jóvenes y más cortos para los viejos. Todo depende de una actitud mental y de sentirnos cómodos frente a las comodidades que nos brinda lo vida como satisfacción de necesidades dando prelación a lo material, ya que otras como las intelectuales, no existen o no son la prioridad en su escala de valores.

Parece que el año que termina, empieza a esconderse sigilosa y furtivamente en los anaqueles de la historia tratando de olvidar los episodios lacerantes y dolorosos que no debieron de haber ocurrido por haber sido protagonista de frustraciones personales, familiares o sociales.

La euforia colectiva con la llegada de diciembre, no es más que una descarga síquica de  

alegría  al saber que si el año no fue muy grato, por lo menos ya se acaba y se espera con gran  expectativa el que llega, “ porque este sí va a ser mi año “. De igual manera, si nos fue bien, sentimos satisfacción expresada en alegría y  expectativa, “ porque este año nos va a ir mejor “.

Muchos, somos amantes de las rutina y al iniciar el nuevo año, notamos que todo sigue mas o menos igual y que los cambios, no son más que deseos y los anhelos, no son realidades. “ Si recorremos el mismo camino, llegaremos a la misma parte”. “ Si todos  los días hacemos las mismas actividades, los resultados, serán los mismos “.” El tiempo, cambia todo”, es otra visión de la vida que no parece tener mucha solidez intelectual. El ser humano es el protagonista de la historia. Es el transformador por antonomasia. Le corresponde el papel de crear para renovar. El tiempo solo, no es factor intrínseco que crea sucesos históricos, que dinamiza los fenómenos sociales. Es un pincel abstracto que va pintando y registrando lo que el hombre hace y deshace.Dice algún pensador oriental que nuestra historia  esté escrita en el tiempo y que el tiempo es el lienzo sobre el cual plasmamos los pasos de vida. Sin embargo, al desaparecer la vida, desaparece con el tiempo y en consecuencia, todo vestigio histórico.

El paso de un año a otro, es trascendental. Es todo un abismo que se atraviesa por un puente mental invisible dejando atrás la noche de los hechos que no fueron afectuosos para empezar a soñar castillos de oro con el nuevo año que llega.

El nuevo año, que de nuevo no tiene nada, es un nuevo amanecer creando actitudes de optimismo, soñando una nueva familia, un nuevo país, una sociedad más humana, más racional, más igualitaria, menos excluyente, más justa, más equitativa.

El paso mental de un año a otro, es darnos la oportunidad de hacer nuestra tarea lo mejor posible, de rectificar muchos errores, de aprovechar las oportunidades, de enterrar nuestros conflictos, de civilizar nuestras comportamientos, de ponernos a paz y salvo con nuestra conciencia, de vivir nuestros valores superiores, de cualificar nuestras virtudes y corregir muchos yerros, perdonarnos y pedir perdón por los desaciertos y dolores que hemos causado.  

Los años, son ríos viajeros que ya no vuelven. Los años, son espejismos que hoy son presente y en instantes futuro, los años son el testimonio de nuestros pasos, el horizonte para iluminar el devenir de nuestros proyectos  Siempre tendremos sueños  que se realizarán en lo que hoy y siempre llamaremos TIEMPO.