Andrés Rodelo
¿Eres un amante del cine de Quentin Tarantino? ¡Muy bien!, bienvenido a esta entrada en la que quiero convencerte de una cosa: tienes que ver EL GRAN SILENCIO (1968), de Sergio Corbucci, antes de acudir al estreno de THE HATEFUL EIGHT el próximo 21 de enero.
Te preguntarás “¿por qué la experiencia de ver el octavo filme del director de PULP FICTION (1994) tiene que pasar por ver esta película?” Pues bien, no tienes que verla si no quieres. Puedes ir al estreno tranquilo de que la disfrutarás y entenderás sin necesidad de darle un vistazo.
Sin embargo, ten en cuenta lo siguiente: si eres fan de Tarantino sabrás que sus obras (en varios momentos) son conchas de retazos del cine que lo apasiona, es decir, historias al servicio del homenaje tanto narrativo como formal a las películas que lo marcaron y sin la menor intención de ocultar sus fuentes de inspiración: DJANGO DESENCADENADO (2012), por ejemplo, es una alusión directa a DJANGO (1966), otra peli de Corbucci.
Tarantino se enorgullece de rendirles tributo, lo hace sin rodeos y se encarga de que el espectador (sea antes o después del estreno de su más reciente trabajo) indague qué películas traerá o trajo a colación para que también las disfrute. ¿Por qué te recomiendo EL GRAN SILENCIO? Para que tu visionado de THE HATEFUL EIGHT adquiera nuevas vías de análisis y de entendimiento, para que conozcas de dónde proviene la materia prima que constituye este western gélido y sanguinolento.
Everything Is A Remix: KILL BILL from robgwilson.com on Vimeo.
¡Qué frío!
Dos datos: 1) EL GRAN SILENCIO es uno de los spaghetti westerns favoritos de Tarantino. 2) La película y THE HATEFUL EIGHT tienen una peculiaridad, que es más una excepción, que una regla del género: transcurren en escenarios azotados por una fuerte nevada, o sea, la orilla opuesta de la atmósfera recurrente en las películas del oeste: ambientes desérticos sofocados por el calor.
Miremos. En la primera escena de la obra de Corbucci vemos a Silencio (Jean Louis Trintignant), un forajido mudo que atraviesa a lomo de caballo una amplia porción de terreno cubierta de reluciente nieve. Unos cazarecompensas lo esperan entre los desniveles del hielo para asesinarlo y así reclamar la recompensa que pesa sobre su cabeza. Pero oh sorpresa: tardan más en salir de sus escondites que en morir a manos de nuestro protagonista, quien los despacha con una puntería infalible.
La sangre mancha la nieve, convirtiéndola en un enorme lienzo para plasmar esta historia de muerte. A estas alturas, el espectador se da cuenta de que la película va de todo, menos de felices paseos en trineo o de bellas historias de redención en el día de Navidad.
Sin embargo, queda un cazarecompensas vivo, quien tira el arma, alza los brazos y pide piedad a Silencio. Recibe a cambio dos disparos en las manos para castrarlo (figurativamente) y evitar que las vuelva a usar para delinquir. Inmediatamente, es ajusticiado por la bala de un bandido, quien se acerca al callado protagonista junto a otros de su clase y le cuenta la persecución de la que son víctimas por parte de los cazarecompensas, debido a que la justicia los busca vivos o muertos.
Snow Hill, tierra de nadie
Silencio retoma su rumbo. Se dirige al pueblo de Snow Hill, en donde otro grupo de cazarecompensas liderado por Loco (Klaus Kinski antes de ser KLAUS KINSKI) está dispuesto a enriquecerse reclamando el dinero ofertado por los malhechores. El personaje está aliado con Henry Pollicut (Luigi Pistilli), un magistrado de cuya autoría es la justicia que impera en la ciudad, amparada en la figura de las recompensas. Pero la corrupción está servida: los dos se reparten el botín por los intercambios.
El nuevo Sheriff Gideon Burnett (Frank Wolff) también llega al pueblo y aquí es donde la cosa se pone muy buena. El sentido del Derecho de Pullicut le desagrada. No consiente que la justicia sea un pretexto para enriquecerse y no un escarmiento ejemplar para otros criminales. Sus principios le ordenan tomar las riendas de Snow Hill y establecer una ley justa, transparente y al servicio de los ciudadanos. El típico sheriff idealista que lucha contra los tentáculos de un orden social podrido y arraigado.
En muchas ocasiones, las historias sobre la fundación de la sociedad civil hablan de la violencia y esta es una de ellas. Al desagrado del sheriff se suma el rechazo del pueblo hacia los métodos de Pullicut. Y luego también el odio de Silencio, aunque por razones más personales: el magistrado se encontraba en el grupo de criminales que asesinó a sus padres cuando era pequeño y que le cortó las cuerdas vocales para que no los delatara. El siguiente paso es irremediable: venganza.
Ojo por ojo
Ciertamente, esta debe ser la razón por la que a Tarantino le gusta tanto EL GRAN SILENCIO. A la vendetta del protagonista se adhiere la de la madre de un bandido y la esposa de otro, quienes acuden al mudo para que haga justicia por la muerte de sus familiares. Ya saben que al director nacido en Knoxville (Tennessee) le encantan los relatos de venganza. Una prueba: cuando ofició como director del jurado del Festival de Cannes en el 2004 entregó el Gran Premio del Jurado a OLDBOY (2003). Y bueno, también está el tándem conformado por KILL BILL (2003) y KILL BILL 2 (2004), que hablan por sí solas.
Hasta aquí dejo mi recuento de la trama, en aras de no arruinarles el final: el momento más relevante y, sin duda, desconcertante de la película. Solo les adelanto que es una resolución nada complaciente y que los dejará absortos durante varios minutos después de verla.
Como les decía líneas arriba, creo que ver esta cinta es interesante en la medida en que te guste rastrear las claves del proceso creativo de Tarantino. No hablamos solo de que ambas historias son westerns con paisajes atestados de nieve. Tan solo viendo el tráiler de THE HATEFUL EIGHT se puede deducir que la historia girará en torno a una recompensa que el personaje de Kurt Russell desea reclamar por la entrega del personaje de Jennifer Jason Leigh. ¿Y adivinen qué? Las recompensas tienen un papel muy importante en EL GRAN SILENCIO.
Yo creo que la octava película de Tarantino nos depara muchas sorpresas. Entretanto, asuma la película de Sergio Corbucci como una antesala, que no solo le dará herramientas de análisis para el estreno el 21 de enero, sino que también lo pondrá ante un exponente inmejorable del spaghetti western. Abríguese bien, dele click al enlace de abajo y tome aire: lo espera una buena dosis de moral de cantina.
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