Los planes de desarrollo para la paz

Con la eventual firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y el grupo armado de las Farc, los colombianos se llenan de esperanza, pues sería el fin de un conflicto que se ha prolongado por más de 50 años.

Tras casi una década de un Gobierno de “mano dura” que debilitó fuertemente a los grupos armados en especial a las Farc, arriva a la Casa de Nariño un gobierno que sorprendió a todos los colombianos con gestos de paz,  donde priman el restablecimiento de las relaciones con los gobiernos de los países vecinos, y posteriormente sorprendie con la instalación de las mesas de dialogo en La Habana, Cuba, para culminar el enfrentamiento con este grupo guerrillero.

¿Cómo será el país sin la guerrilla más antigua del mundo? ¿Seguirán las muertes violentas? ¿Seguirán los secuestros? ¿Cómo se reintegrarán a la vida social las personas que por tantos años han sido guerrilleros? Son algunas de las preguntas que nos hacemos día a día y que también son una gran preocupación para el gobierno nacional.

Es por este motivo que los colombianos debemos empezar a manejar la palabra paz, no sólo pensando en una situación en la que no existe lucha armada, sino que empezar con otra cultura, modificando mentalidades y actitudes, transformando y previniendo conflictos, y lo más importante, generando confianza entre los ciudadanos.

Los alcaldes y gobernadores que estarán en el periodo 2016-2019 podrán implementar temas de construcción de paz dentro de sus planes de desarrollo, que serán aprobados este semestre y servirán como guía fundamental en el posacuerdo. Todo esto, de llegar a firmarse el acuerdo final en La Habana.

Temas económicos, sociales y ambientales, son algunos de los temas que podrán ser incluidos en los planes de desarrollo y ser trabajados por funcionarios públicos y la ciudadanía, generando así gestión transparente, además de garantías en que los derechos de la población sean incluidos y lo más importante que sean cumplidos.

Los colombianos debemos ser protagonistas, asumir una posición activa, y dinámica frente al cambio que se nos avecina, ver como un grupo armado que por más de medio siglo fue generador de violencia y dolor entre los colombianos, transforma su accionar para pasar a la legalidad, generando esperanza y optimismo para vivir en una Colombia en paz.