Avanza en la Habana el proceso de paz entre el gobierno colombiano y el grupo insurgente de las Farc, diálogo que camina entre el escepticismo y la esperanza. La semana pasada se inició la Cátedra de Paz que promueve la Universidad Nacional, sede Manizales, tuve la oportunidad de escuchar las intervenciones de Alejo Vargas y Fabio López de la Roche y sin ánimo de pontificar aquí va mi reflexión:
Problemas de comunicación
El proceso sufre de una fractura comunicativa, es comprensible que las dos partes hayan blindado el diálogo con un pacto de confidencialidad, lo que es incomprensible es la lejanía que existe entre los ciudadanos y el proyecto de paz que el gobierno nos quiere vender; el presidente Santos ha preferido gastar millones en publicidad sobre la paz como su plataforma política que hacer pedagogía para la paz, a esto podemos añadir la actitud de los grandes medios que le apuestan a dios y al diablo y que definitivamente no toman postura informativa clara so pretexto de imparcialidad mientras lo que esconden es una finalidad estrictamente comercial y para rematar en esta ruptura comunicativa está el megáfono de voces disonantes al proceso que han creado el mito urbano que nuestro país camina con los diálogos hacia el castrochavismo.
El interlocutor
Los que de una u otra forma hemos sidos escépticos al proceso adolecemos de la incapacidad de entender la diversidad de nuestros interlocutores, es difícil aceptarlo y entenderlo, pero, los grupos insurgentes de línea marxista tienen una esctructura conceptual y discursiva diversa al modelo nuestro, más de 50 años alimentado ese paradigma los hace distintos a nosotros y no es nada fácil comprender su lenguaje y que ellos nos entiendan, anoche mismo los estuve escuchando el programa Hora 20 de Caracol y en verdad parecía un diálogo de sordos, mientras persista la arrogancia de que la concepción que tenemos de democracia y Estado es la nuestra, jamás podremos aceptar que exista una vía alterna.
Los sapos que nos tenemos que tragar
Si los diálogos llegan a buen término, los mecanismos para refrendarlo, la aplicación de lo acordado y la posible “impunidad” que esto pueda conllevar, nos hace pensar en actitud humana sobrenatural, se trata de la posibilidad de perdonar, proceso que no es fácil y que con un adn cultural tan complicado exige una escuela previa. No se si la idea de una justicia transicional para todos los actores del conflicto cale.
Con los pies en la tierra
Cuando se habla de paz, muchos lo entienden como un estado perfecto, ideal, donde las condiciones sociales de un grupo humano son insuperables; la paz que puede negociar un Estado siempre será limitada, frágil, los países que lo han logrado, hoy mismo, están sometidos a toda clase de conflictos, comprender que lo que se nos propone es sólo un paso en el camino del cambio nos ayuda a conjurar nuestras apatías y pensar que es posible un país distinto en el que jamás hemos vivido.
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