Argentina nació en el municipio de Campeche y su ascendencia es Maya peninsular. Vive en el Estado de Campeche (México) donde existe una visión conservadora de la mujer y se ha naturalizado la violencia contra ella. Entre sus familiares ha existido el “ideal femenino” ligado a la maternidad, la decencia y la obediencia, que pretendió imponerse en su núcleo familiar. Sin embargo, estas ideas fueron confrontadas mientras cursaba sus estudios de Periodismo y Ciencias de la Comunicación en la Escuela de Comunicación del Benemérito Instituto Campechano.
El enfoque feminista, en tiempos en que se firmó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (1994), se posicionaba en su mente aunque se resistía a nombrarse como feminista. Ella ha promovido los derechos de las mujeres desde los 18 años pero se asumió feminista a los 30. “Aunque vivía y leía muy de cerca el movimiento feminista, no me asumí feminista hasta que sentí que poseía el conocimiento teórico suficiente para entenderlo en su más amplio sentido y tener claros sus principios, esto fue en una edad más adulta”, dice.
Argentina Casanova es coordinadora-fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche que realiza acciones de acompañamiento a víctimas, prevención y trabajo de incidencia para la eliminación y sanción de la violencia. El observatorio ha ayudado aproximadamente a 15 mil niñas y mujeres del estado de Campeche con acceso a la interrupción del embarazo y acompañamiento legal. Esta organización hace visible la violencia y, simultáneamente, los recursos de las mujeres para defender sus derechos.
Aunque desde el año 2005 iniciaron un trabajo de monitoreo, registro y análisis de los asesinatos de mujeres por razón de género, el empobrecimiento y otras formas de violencia, fue en el año 2010 que se creó formalmente el observatorio. “El grupo de trabajo se mantiene desde un enfoque feminista horizontal laborando en las líneas de investigación, activismo feminista y empoderamiento de las niñas, con liderazgos jóvenes y en diversos temas en que las integrantes de la organización se han especializado para la incidencia en la comunidad”, explica Argentina.
A través de su labor ella ha aportado a la discusión del tema y lo ha posicionado en la agenda pública de Campeche y, en el resto del país, para que la ciudadanía comprenda que las formas de violencia, naturalizadas bajo supuestos “usos y costumbres”, son en realidad prácticas patriarcales.
De igual forma ha cuestionado el cubrimiento mediático de la violencia en México. Al preguntarle si los medios mexicanos son responsables y, en qué medida, de la repetición de hechos violentos contra las mujeres, responde: “Desde un enfoque teórico-analítico de terrorismo sexista aleccionador y la criminalización de las identidades femeninas -ambos desarrollados en artículos, conferencias y ensayos publicados- las coberturas en los medios forman parte de la extensión de la violencia”.
Esto ocurre debido a que la manera en que informan sobre la violencia los hace partícipes de un proceso de re-victimización que ejerce violencia en forma activa, contra las mujeres, las sobrevivientes y los familiares de las víctimas. “Los agresores primarios saben que tendrán como aliados en la difusión de la violencia, los detalles de los feminicidios son a la vez un mensaje de violencia para las mujeres que leerán la información, las próximas en el contexto y, en general, para las defensoras y feministas”.
El Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche actúa desde una propuesta de feminismo periférico, peninsular, que incorpora las experiencias, los conocimientos intuitivos, ancestrales y reconoce la resistencia cotidiana de las mujeres en sus diversas formas de organización. Su labor está coordinada con otros observatorios de México, especialmente, el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio.
En México donde diariamente asesinan a siete mujeres y otras tantas son desaparecidas, ser mujer y activista es muy peligroso. “Ser feminista y defensora de derechos humanos de las mujeres agudiza la exposición a la violencia en las redes sociales y a situaciones de riesgo por parte de familiares de agresores, líderes religiosos conservadores, que animan a la agresión o las amenazas y, por supuesto, de agentes del Estado que intentan acallar las críticas a la falta de voluntad para el acceso a la justicia para las mujeres”.
Son múltiples los factores de riesgo que enfrenta Argentina Casanova pero son más fuertes el compromiso y sus principios éticos en su empeño por construir una mejor sociedad para las niñas y mujeres jóvenes; de la misma manera en que otras mujeres lucharon para que su generación recibiera los beneficios de la ciudadanía, el derecho al voto y la educación, entre otros logros.
* Argentina Casanova cursó una maestría en Cultura y Literatura Hispanoamericana de la Universidad Modelo, de Mérida, Yucatán. Ha sido corresponsal de los diarios mexicanos El Financiero, Milenio Diario, MVS Noticias, y es columnista de la agencia especializada Centro de Información de la Mujer AC (CIMAC).
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