Andrés Rodelo
Así es. Hablar de Civil War es hablar de palabras mayores. ¿No sientes que la boca se te llena de grandeza al pronunciar este nombre, casi como cuando empezabas a decir groserías a tus tiernos cinco años? Aunque, la cosa va más allá de un simple título, afortunadamente. En este caso, recurrir al rótulo ‘uno de los eventos más grandes del Universo Marvel’ es justo y necesario.
¿Por qué? Bueno, la media bobadita de una guerra entre dos bandos de superhéroes: uno liderado por el Capitán América y el otro por Iron Man. Pero, ¿de dónde surge tanto drama? De algo llamado el Acta de Registro de Superhumanos en el cómic y el Tratado de Sokovia en la película (estreno 28 de abril), dos cosas que son prácticamente lo mismo, solo que aterrizadas a las singularidades narrativas tanto de la historieta como a las de la cinta de los hermanos Russo.
El clímax del cómic: Los bandos de Iron Man y el Capitán América se encuentran en la Zona Negativa para el combate final.
¿Y qué es esa misma cosa? Pues una política que reglamenta la labor superheroica, una especie de manual de convivencia para hombres y mujeres con poderes extraordinarios, que establece (palabras más, palabras menos): “Señoras y señores, de ahora en adelante se portan así y asá. Estamos hartos de que maten a centenares de personas cuando forman sus peleítas”.
Tráiler de Capitán América: Civil War. Estreno: 28 de abril.
Y la verdad es que, piénsenlo bien, ¿qué pasó con toda esa gente que corría presa del miedo cuando la lucha entre Los Vengadores y Loki se saldaba con varios edificios de Nueva York hechos trizas?, ¿o qué ocurrió con esos que se alejaban del caos desatado por Ultrón y, nuevamente, el escuadrón de superhéroes Marvel cuando machacaban las calles de Sokovia, la ciudad ficticia del Este de Europa de donde son oriundos los gemelos Scarlet Witch y Quicksilver?
Spider-Man (Peter Parker) revela su identidad en el cómic. ¿Pasará lo mismo en la película? Parece poco probable.
Esos ríos de gente eran parte del decorado, puestos allí como una reacción atemorizada ante la fuerza desmedida de los superhumanos, delimitando el abismo de poder que existe entre una hormiga y la suela de un zapato. Pero, nunca vimos los cadáveres (son películas de Disney) y, pese a ello, no era difícil imaginar que tamaña destrucción debía ser equivalente a un sinnúmero de pérdidas humanas.
El bando del Capitán América
El bando de Iron Man
Pues bien, el Civil War cinematográfico nos da la razón. Sí, muchos murieron. De allí el Tratado de Sokovia, bautizado con el nombre de una ciudad que es símbolo del daño causado por los superhéroes en medio de su (qué ironía) tarea por salvar a la raza humana. Pero, volvamos atrás, ¿entonces por qué la guerra? Pues porque Iron Man es un burócrata a favor del tratado o del acta y el Capitán, un rebelde que la considera una afrenta a las libertades individuales.
Y este es, justamente, el quid del asunto: la facción de Iron Man aboga por la incorporación de los superhéroes al marco legal (ya no trabajar de manera independiente), maniatando algunas libertades con unos códigos éticos que fijan una serie de prohibiciones, es decir, servir como un equipo de superpolicías pagados por el Gobierno con derecho a prestaciones sociales y una jubilación.
Patriot y Yellowjacket se enzarzan en una discusión por el Acta de Registro de Superhumanos.
El Capi considera que esto es una aberración y sí, se trata de una violación de las libertades. Pero, ¿la sangre derramada de miles de inocentes de manera indiscriminada no cuenta? Qué dilema.
Al respecto, el reconocido guionista de cómics Grant Morrison dice que “la premisa central de la serie se construyó en torno a una pregunta que cada vez aparecía con más frecuencia en los medios: ¿a cuánta libertad estamos dispuestos a renunciar a cambio de nuestra seguridad?”[1].
Esta frase del prócer estadounidense Benjamin Franklin se utilizó para publicitar el cómic.
Entonces aparece esta cuestión de ‘¿qué equipo eliges?’, el eslogan de la película y del cómic, una decisión muy difícil, como les digo. La historieta, escrita por el grandioso Mark Millar, no señala a ninguno de los dos superhéroes como diciendo: “Ey, él tiene la razón”, sino que nos convence de que ambos tienen motivos de peso para defender y rechazar el acta de registro.
Afortunadamente, esta no es una típica pelea del bien contra el mal. Inclinar la balanza por uno de los equipos es muy complicado. Yo, por ejemplo, pensaba antes de leer el cómic: “¡Maldito Iron Man, lamesuelas del gobierno!”, pero al ver la tragedia que causan los New Warriors en las primeras páginas de la historia, solo por el estúpido capricho de grabar unas imágenes para un reality show, me dije: “Ey, tal vez tiene razón. Esto no puede seguir así”.
Namorita, de los New Warriors, estampilla a Nitro contra un bus escolar. El hecho será el detonante de la guerra.
Y es precisamente el incidente de los New Warriors lo que plantea la urgencia de un acta de registro, mientras que en la película, al parecer, la gota que rebosará la paciencia de los seres humanos correrá por cuenta de Bucky Barnes, el soldado del invierno y camarada inseparable del Capitán América desde la Segunda Guerra Mundial, a falta de saber qué es eso tan grave que hace.
¿Bucky Barnes será quien encienda la mecha del Civil War cinematográfico?
En fin, creo que muchos contamos los días para verla, aunque no solo por las credenciales de Marvel – Disney en el terreno del entretenimiento, sino porque Civil War representa acertadamente lo que afirman los eruditos del cómic Tom y Matt Morris: “Los mejores cómics de superhéroes (…) desarrollan de forma vívida algunas de las cuestiones más interesantes a los que se enfrentan los seres humanos: cuestiones relativas a la ética, la responsabilidad personal y social, la justicia, la delincuencia y el castigo, el pensamiento y las emociones humanas, la identidad personal, el alma (…) cómo pensamos sobre la ciencia y la naturaleza”[2].
A propósito, yo soy TeamCap, aunque no porque lo haya decidido tras analizar concienzudamente estas cuestiones. Yo, sencillamente, estoy donde está Ant-Man.
Y tú, ¿de qué lado estás?
Citas
[1] Grant Morrison, ‘Supergods. Héroes, mitos e historias del cómic’, Madrid, Turner, 2012, p. 413.
[2] Tom Morris y Matt Morris, ‘¡Hombres con mallas brillantes entablan combates volantes, raudas e impresionantes, ¡y también algunas mujeres extraordinarias, claro está!’, Los Superhéroes y la Filosofía, Barcelona, Blackie Books, 2010, p. 14.
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