Andrés Rodelo
El estreno de Capitán América: Civil War está a la vuelta de la esquina. La primera película de la Tercera Fase del Universo Cinematográfico de Marvel acaparará las carteleras del mundo desde el 28 de abril, una poderosa razón para traer a la memoria las que, a mi criterio, son las 10 mejores cintas producidas hasta ahora por la alianza Marvel-Disney.
Esto quiere decir que las sagas X-Men (Deadpool hace parte de ella) y Los Cuatro Fantásticos no entran en el ranking, pues son propiedad de Fox y por ello no se integran al Universo Cinematográfico que inauguró Iron Man en el 2008. Sony Pictures era dueño de Spider-Man hasta que en febrero del año pasado decidió compartir la licencia del arácnido con Disney, de allí que vayamos a verlo en Civil War después de su fugaz aparición en el segundo tráiler de la película.
Tráiler de Capitán América: Civil WarSin más preámbulos, comencemos.
10. El Increíble Hulk (2008)
El despliegue abrumador de las luchas entre Hulk y Abominación (al estilo 'acabemos con todo'), un relato condicionado de principio a fin por una persecución aburrida que el espectador sería capaz de sobrellevar, aunque sea, aferrándose a un rasgo encantador del protagonista (nunca aparece); en fin, todo esto la pone en el último puesto de nuestro listado. Otro reparo: es la pieza que peor se amolda a la continuidad del Universo Cinematográfico de Marvel.
Momento memorable: Tony Stark (Iron Man) entra en una taberna con toda la chulería que lo caracteriza.
9. Los Vengadores: La Era de Ultrón (2015)
Era natural que, después de Los Vengadores, las expectativas surcaran los cielos ante el estreno de La Era de Ultrón, más aún cuando entraban en juego los mismos tres ingredientes: 1) El escuadrón de superhéroes, 2) Marvel Studios, 3) El grandioso Joss Whedon, director de la primera entrega. Entonces, ¿qué sucedió? Pues que no estuvo, ni de cerca, a la altura de su predecesora, por más que la receta fuera la misma. Las razones: una apuesta fallida por Ultrón como cuota sarcástica (los chistes del androide dan pena) y un guión que al final peca por exceso cuando la lucha de Los Vengadores contra el ejército de robots se apodera de la pantalla, saturando los sentidos de la audiencia hasta el cansancio. Sí, hay pequeñas dosis de buen espectáculo: la descomunal lucha entre Hulk y el Hulkbuster, por ejemplo.
Momento memorable: “¿Acaso no lo viste venir?”
8. Iron Man (2008)
La película que abrió el camino. El primer ladrillo sobre el que se alza el Universo Cinematográfico de Marvel, un poco desapercibido ese año por el fenómeno Batman: El Caballero de la Noche (2008). Esta cinta bien podría definirse como una Tony Stark Experience, es decir, una atracción de feria con un recorrido de dos horas y seis minutos en la que puedes ponerte en los zapatos de esta celebridad engreída y adinerada, todo musicalizado por guitarras eléctricas envenenadas por la distorsión. Vivir en carne propia lo que es ser un “genio, multimillonario, playboy y filántropo”.
Momento memorable: “Yo soy Iron Man”
7. Capitán América: El Primer Vengador (2011)
Una obra que hace de la especulación histórica su as bajo la manga. Un relato que transcurre en la Segunda Guerra Mundial, así como los primeros cómics del Capi: aventuras del supersoldado en contra de las potencias del Eje. Ante un personaje más cercano a lo humano y no tanto a lo mutante, ¿qué mejor que situarlo en ese contexto para darle un tono documental que funciona como contraparte realista de la fantasía superheroica? Espionaje, tecnología retrofuturista, conspiraciones y enfrentamientos bélicos más allá de las líneas enemigas. Puro patriotismo yanqui en su mejor forma.
Momento memorable: Un debilucho Steve Rogers baja una bandera haciendo uso de su inteligencia.
6. Thor: El Mundo Oscuro (2013)
La saga del dios del trueno es el pretexto de Marvel para darle una deriva mitológica y operística a su universo. Más próxima a la fantasía de Tolkien que a la ciencia ficción de superhéroes, esta secuela funciona como aventura épica-cósmica propulsada por una lucha de clases entre los asgardianos y los elfos oscuros, cuyo clímax involucrará, nada menos, que una posible destrucción del universo. Loki, encarcelado en Asgard tras la batalla de Nueva York, no tiene más remedio que ponerse al servicio de su hermano Thor a regañadientes, dándonos más muestras del cinismo mágico y contagioso que le valieron su estatus de ídolo de la cultura popular (¡por algo está en el cabezote del blog!).
Momento memorable: Thor en el metro de Londres.
5. Los Vengadores (2012)
“¡Arrodíllense ante mí!” parecía decirnos esta película a quienes desconfiamos de ella antes de verla. Naturalmente, luego caímos rendidos ante su grandeza, con las manos entrelazadas y gestos de perdón. Pero, ¿por qué le auguramos un fracaso artístico? Quizás porque creíamos que seis superhéroes en una película solo podían representar una cosa: secuencias de acción atiborradas de efectos especiales, un exceso de espectáculo insustancial y agobiante. Pero, oh sorpresa, Joss Whedon nos demostró que podía ser sinónimo de algo inédito hasta ese momento: una comedia de enredos superheroica en la que los desencuentros y las caracterizaciones de los personajes llevan la batuta de la narración, con los momentos de lucha y destrucción como telón de fondo, calibrados de tal manera que bailan en feliz armonía con los otros elementos de la trama, en particular con el componente (súper) humano que es el núcleo de todo.
Momento memorable: “¡Tú eres, todos ustedes, son inferiores a mí! Soy un dios, criatura estúpida. Y no me dejaré avasallar por...”
4. Ant-Man: El Hombre Hormiga (2015)
Si hay una experiencia similar a ver un episodio de los Looney Tunes esa es Ant-Man, aunque en el terreno del cine de superhéroes, claro está. Un pastiche que bebe tanto de los gags de los dibujos animados, como del melodrama y del cine negro y que halló en la miniaturización una excusa para la acción a pequeña escala: inmersiones en el campo molecular de la materia, combates que van de lo macro a lo micro y viceversa, así como sobrevuelos a lomo de hormiga. Una película sobre la redención con un pretexto para llorar, pero de la risa. ¡Michael Peña se roba el show!
Momento memorable: Ant-Man y Yellowjacket luchan en el interior de un maletín al ritmo de Plainsong, de The Cure.
3. Guardianes de la Galaxia (2014)
He aquí otra comedia de enredos marvelita, aunque planteada como episodio intergaláctico de la serie. Una space opera que gestiona su parafernalia técnica de tal forma que las condiciones afectivas son su eje fundamental: Un grupo de perdedores lidia con sus cargas emocionales, un folclórico conjunto de cazarecompensas intenta estar por encima de sus carencias. Tienes que agradecer cuando un blockbuster apuesta por esto en lugar de la pirotecnia vacía de los efectos especiales. Otros de sus aciertos: una pizca de nostalgia ochentera, trepidantes aventuras y chistes verdaderamente graciosos. Un sueño cumplido, como la definió el crítico de El País de España Jordi Costa.
Momento memorable: Star-Lord baila a través de las ruinas de un planeta devastado mientras Come and Get Your Love, de Redbone, retumba en los audífonos de su walkman.
2. Capitán América: El Soldado del Invierno (2014)
El cine de Marvel puede ser serio y deberían saberlo quienes lo encasillan como el reverso cómico de la solemnidad y la “profundidad” de DC-Warner. Para la muestra este thriller conspiranoico ejecutado con pulso e inteligencia, cuyo corpus narrativo funciona como el mecanismo de un reloj suizo: preciso y bien calibrado. Con algunos thrillers sucede que se van por las ramas, se pierden durante el camino delatando una falta de foco. Aquí, por fortuna, el interés no decae. Una obra no tan interesada en producirte una carcajada como en hacerte testigo del desmoronamiento (de adentro hacia afuera) de la agencia de inteligencia S.H.I.E.L.D. Acción, agentes infiltrados, traiciones y paranoia. Nada que envidiarles a las novelas de espías de John le Carré.
Momento memorable: “¿Bucky?”.
1. Iron Man 3 (2013)
El bicho raro del lote, aunque para bien. En medio de tantos blockbusters contaminados de clichés y complacencia, Iron Man 3 se perfila como una rareza maravillosa, extraña porque es una película de autor, lo cual suena improbable en el terreno de las superproducciones de Hollywood, en donde el toque personal de un director es visto como una amenaza para los intereses comerciales de los grandes estudios. Por ello siempre se apuesta por lo visto, por lo que ha demostrado cautivar a las masas.
Sin embargo, allí también ocurren, muy de vez en cuando, misteriosas y sorprendentes casualidades. En ocasiones, un director vence al sistema y se sale con la suya, expresando lo quería expresar. Pues esta es una de ellas y la dirige el señor Shane Black, quien desplaza la franquicia de Tony Stark hasta los límites de la buddy movie policiaca, su especialidad desde que escribió el guión del clásico del género Arma Mortal (1987). El sello inconfundible del cineasta dice “presente” por doquier.
No conforme con esto, la película también pone sobre la mesa una agudísima reflexión sobre las redes del terrorismo internacional, con el personaje de El Mandarín como metáfora sobre quiénes manejan los hilos del miedo y cómo se encargan de personificarlo. Los fanáticos la odiaron por las libertades que se tomó. Deberían aprender a valorar que un director no te complazca.
Momento memorable: “No te tengo miedo. No hay un motivo político. Solo la vieja y querida venganza”.
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