Andrés Rodelo
Mi detector de referencias estuvo más inquieto que nunca durante Doctor Strange. Matrix, Superman 2, Batman Begins, Las 36 Cámaras de Shaolín, Iron Man, El Origen, Star Wars…
Explicar dichas alusiones implicaría arruinarles la trama. Haré una entrada más adelante sobre ello. Lo que sí puedo decirles es que el pastiche deja mucho que desear.
La sensación de déjà vu es permanente en sus dos primeras partes, fórmulas empleadas hasta la saciedad que Doctor Strange incorpora a su corpus narrativo, descartando la inmersión en el territorio de la exploración y las ideas nuevas.
De allí que sea predecible al estar construida por piezas de narración prediseñadas, sacadas por los guionistas de un portafolio con marca registrada de Hollywood, que además trae un manual que pone: “Utilícese para un éxito de taquilla”.
Se acciona una voz cerebral que te dice: “Esto lo he visto tantas veces”, especialmente cuando la narración se asienta con la presentación del personaje y el origen de sus superpoderes. Lo ya visto dice "presente" por doquier.
Estructura típica del viaje del héroe (entendido como travesía física y espiritual), redención a golpe de trauma, un pupilo que se rebela contra su maestro y deviene en villano, la consabida dicotomía entre amor y deber, un arma mágica caprichosa que elige muy bien a su portador…
Es una apuesta por el terreno firme: mejor la cobardía que el riesgo. En estos dos tramos la parafernalia visual es adorno, en la línea alucinógena de lo irreal y lo trascendente, rebasando las fronteras de la lógica y alcanzando el plano místico.
Posproducción que es barniz y accesorio: escenas bellísimas, de una calidad plástica que recuerda el delirio del cine de Ken Russell. Pero en conjunto se sienten aisladas, desligadas del componente narrativo. Un chispazo vacío de espontaneidad.
En la última parte las cosas mejoran al deshacerse los pasos y proponer (ahora sí) escenas con pirotecnia conectada a la historia, siendo los efectos imprescindibles para el desarrollo de buenas ideas, que aparecen tarde.
La negociación entre Strange y Dormammu es lo mejor de la película. De resto, pocas ideas y muchos colores (decorativos).
PD: TIENE DOS ESCENAS POSCRÉDITOS, ASÍ QUE ESPEREN HASTA EL FINAL.
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