El valor del equipo de salud

Existe gran cantidad de profesiones en las que prevalece el trabajo individual sobre el grupal, donde cada quien cumple con su función, responde por lo suyo y los resultados no se ven alterados; inevitablemente las profesiones del área de la salud representan la mayor excepción a esto, pues es precisamente la manera de enlazar los diferentes roles lo que se verá reflejado en el grado de calidad de los resultados obtenidos.

El cuidado de la salud es en esencia construido en equipo: desde el estudio de los múltiples factores que condicionan el bienestar humano, desde el campo investigativo hasta llegar a la atención clínica, percatándose de no saltarse nada, ya que cada elemento hace parte de un mismo todo. Un procedimiento repercute en el quehacer del otro optimizando u obstaculizando su trabajo, lo cual finalmente se evidenciará en el bienestar de la persona atendida. Los diagnósticos más acertados surgen de análisis, consensos y largas discusiones y cada nueva mirada a un tratamiento propuesto le va sumando rigurosidad. La actualización permanente de información nos permite conocer aquello que se reevalúa constantemente, aquello que debe modificarse, mejorarse, o definitivamente desecharse. Gracias a la diversidad de intereses podemos enterarnos de otras facetas de nuestra profesión y de la importancia que conllevan. Enfermedades reemergentes y otras desconocidas se esclarecen eficaz y efectivamente gracias al rápido compartir de información  obtenida por el estudio juicioso de diferentes investigadores, siendo esta una de las formas de solidaridad más agradecidas por la humanidad.

Sea o no de nuestro agrado, es un deber, una obligación nuestra con la sociedad el hecho de mantener un gremio unificado, sólido y armónico, un equipo para compartir y aprender unos de otros, para sumar enseñanzas, esfuerzos, experiencias, habilidades, pasiones; es nuestro deber traspasar la barrera del médico salvavidas para alcanzar el ideal del equipo que actúa antes de verse obligado a salvar de la muerte y que más bien lucha por construir vida.

Y en ese momento, cuando comprendamos a profundidad el valor de nuestro gremio, su potencial y fuerza, sabremos que el conjunto es el que en realidad tiene peso,  podremos impedir que se diluya nuestra visión holística y socioculturalmente amplia, llegaremos a entender que nuestro quehacer se suma a las tantas maneras de mejorar la calidad de vida humana y podremos alimentar nuestra inconformidad respecto a las dinámicas que nos atropellan para así plantear propuestas serias que permitan cultivar una realidad diferente a este sistema que se opone a la esencia de nuestra faena y a sus objetivos más puros: Velar por el cuidado y bienestar de la vida humana.