La tierra se salvó de enorme tormenta solar

Si la Tierra hubiera estado en el camino, aún estaríamos recogiendo los pedazos pero nos salvamos por una semana.

El 23 de julio de 2012 se sucedieron dos enormes explosiones solares, eyecciones de masa coronaria (EMC), nubes de plasma desplazadas a 3.000 kilómetros por segundo.

A diferencia de otras tormentas solares de cierta magnitud que provocan interrupciones menores en las comunicaciones en latitudes altas, esta hubiera provocado un apagón planetario.

Si bien ocurrió hace dos años, los científicos aún analizan la información recogida por los satélites especializados, como Stereo, de la Nasa.

La tormenta fue la más poderosa en 150 años, de acuerdo con Daniel Baker, de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) y colegas. Las pérdidas hubieran sido al menos 20 veces las del huracán Katrina: 2.000 millones de dólares, como analizó un estudio de la Academia de Ciencias de Estados Unidos.

"(Estoy) más convencido que nunca de que la Tierra y sus habitantes fuimos increíblemente afortunados de que la erupción haya ocurrido en ese preciso momento, si se hubiera producido una semana antes, la Tierra hubiera estado en la línea de fuego".

El primer estudio sobre la enorme explosión se produjo en diciembre pasado, siendo complementado por otros en febrero y ahora en julio.

El evento
Un documento de la Nasa explicó que "las tormentas solares extremas representan una amenaza para todas las formas de alta tecnología".

El proceso es este: comienzan con una explosión (llamarada solar) en una mancha solar. Los rayos X y la radiación UV extrema alcanzan la Tierra a la velocidad de la luz, ionizando las capas superiores de la atmósfera.

Entre los afectos colaterales están apagones de radios y errores de navegación de los GPS. Minutos y hasta horas más tarde, llegan las partículas energéticas casi a velocidad de la luz, los electrones y los protones acelerados por la explosión "pueden electrificar satélites y dañar sus sistemas electrónicos".

No para ahí. "Luego llegan las EMC, nubes de plasma magnetizado que pesan mil millones de toneladas, a las cuales les toma un día o más cruzar la frontera entre el Sol y la Tierra".

Expertos consideran que un ataque directo de una EMC extrema como la que pasó cerca podría causar apagones de energía en todo el mundo, inhabilitando todo lo que se conecta a los enchufes.

Una tormenta fue la más poderosa en 150 años. Similar al evento Carrington, que tuvo lugar en 1859 que produjo auroras tan al sur como Cuba e incendiando oficinas de telégrafos y destruyendo las líneas.

En el estudio de este mes en Nature Comunications, Janet Luhmann y Ying D. Liu revelaron que se trató de dos explosiones con diferencia de 10 a 15 minutos y que tuvieron el camino allanado:

Cuatro días antes se había producido otra explosión menor que "limpió" el camino por lo que las nubes de la gran tormenta no fueron desaceleradas en su viaje por el medio interplanetario.

¿Volverá a suceder? Pete Riley, de la compañía Predictive Science, estudió todas las tormentas solares de los últimos 50 años y la probabilidad de que una de estas vuelva a ocurrir en 10 años es del 12 por ciento. "Es una cifra que da para pensar", dijo.

Aunque el Sol permanece vigilado 24 horas por satélites, cualquier gran tormenta daría poco margen de maniobra

PARA SABER MÁS
HAY ANTECEDENTES DE OTROS EVENTOS

La Nasa explica que las tormentas geomagnéticas comunes, que producen auroras boreales alrededor del Círculo Ártico pero que no ocasionan daños, registran un índice Dst de -50 nT (nanoTesla). La peor tormenta de la Era Espacial, que dejó sin energía eléctrica a Québec en marzo de 1989, tuvo un Dst = -600 nT. El Evento Carrington habría tenido de -800 nT a un impactante -1750 nT. La de hace dos años pudo tener -1200 nT. El índice mide cuán fuerte se sacude el campo magnético de la Tierra cuando lo golpea una eyección de masa coronaria.