Nacieron como una respuesta a los metrosexuales, son su opuesto. A diferencia de estos últimos, los lumbersexuales no se bañan demasiado, no se peinan, se dejan la barba, son rudos y aman la comida casera.
Y están dispuestos a dar rienda suelta a sus testosteronas a lo largo y ancho de su vida cotidiana.
El término proviene de la palabra en inglés “lumberjack”, que quiere decir leñador. Hombres con barba larga, camisas a cuadros y una especie de desarreglo y descuido.
Algunas mujeres, hartas ya de tener que compartir sus cremas cosméticas con los metrosexuales, y de tener que competir por un lugar en el espejo y por un tiempo más con el secador y la plancha, adoran a este nuevo espécimen que pretende rescatar una masculinidad en riesgo de extinción.
No se miran al espejo durante muchos meses, así que no es que precisen de máquinas de afeitar ni cepillos.
Su perfume natural es su huella distintiva, como quien dice, puras feromonas, en lugar de fragancias costosas.
Robert Pattinson, Ryan Gosling, Charlie Hunnam y hasta Johnny Depp han adoptado este nuevo look en el que predominan las camisas tipo leñador, los jeans descuidados, las botas de trabajo y las mochilas, pero no tanto la higiene personal.
En Argentina tienen una frase para describirlos, “son hombres que se la bancan”.
Y así es. Frecuentan bares, aman la comida casera, prefieren una parrillada y un buen vino que el sushi y una fruta a una barra de cereal.
Son una especie de príncipe azul desteñido, dispuesto a hacer tareas físicas, especialmente de carpintería, reparar las cosas de la casa, construir muebles o salvar a una doncella en apuros.
“El lumbersexual va de bar en bar, pero parece que podría talar un pino. Su mochila lleva un MacBook Air, pero tiene la apariencia de quien carga un hacha de leñador”, dice el escritor Tom Puzak.
Implantes de barba
Está tan en furor tener las mandíbulas cubiertas de vello tupido que ya hay clínicas que hacen este tipo de implantes. Por ejemplo, en Estados unidos, se ofrece este servicio por valores que oscilan entre los US$7000 y US$8000, según publicó en un artículo la BBC Mundo.
Y no es que sean menos ‘fashion’ que los metrosexuales. Los lumbersexuales no usan ropa de grandes marcas, pero buscan diseñadores independientes y lucen un look vintage. Llevan gafas grandes y cuadradas y pantalones de colores que combinan con remeras de varios estampados. La idea es mezclar géneros y texturas que para cualquier experto en moda resultaría el horror.
Primos hermanos de los hipsters, al igual que ellos, tratan de mostrarse al margen de las tendencias, independientes y muy cool.
La diferencia es que los lumbersexuales se quieren mostrar más simples y menos producidos que los hipsters.
Los lumbersexuales de la ciudad están más interesados en parecer que en ser. Si bien usan botas de trekking (excursionismo), llevan camisas leñadoras y mochilas, lo más seguro es que no se dediquen a cortar leña en el bosque sino que trabajen en una productora de contenidos o en algún otro oficio creativo.
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